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316 pelotas de papel

El escritor Santi Agirre se sumerge en el mundo Manomanista desgranando a cada campeón

316 pelotas de papelFoto: josé mari martínez

getxo

EN el salpicadero del coche de Santiago Agirre Garaizabal (Bilbao, 28-VIII-1971) se acumulan kilómetros, desde el Elorrio de Hilario Azkarate, pintado del color de la piedra de un manista legendario al que no le regalaron nada, al Eratsun de Julián Retegi, coronado por la cantera de mármol donde el campeón de campeones empezó a trabajar cuando apenas superaba los doce años. Del Leitza de Juan Mari Bengoetxea, Oinatz Bengoetxea y Abel Barriola, que supura deporte y vida con una pared color piedra que asoma traviesa en la plaza del pueblo, al refugio donostiarra del gran campeón Don Miguel Gallastegi, quien a sus 95 años de edad aún puede ver desde su balcón cómo desemboca el Urumea mientras charla de pelota y de la vida, porque, al fin y al cabo, la pelota es como la vida y "uno es en la cancha como lo es en la vida", recitan muchos campeones. Y la vida, cruda, son más de 30 metros entre las paredes de un frontón, con sus peculiaridades, su sufrimiento y su genialidad; donde el artista puede mandar, pero también el trabajador y el travieso. También el espabilado.

La aventura de Santiago comienza cuando no encontraba bibliografía suficiente para regalar a su aita, José Ignacio, muy aficionado a la pelota. "No estaba bien documentado este mundo y lo lógico era tener un libro de campeones". Se metió en harina Agirre y buscó información en hemerotecas. "¿Qué me faltaba? Pues hablar con los campeones", cuenta. Eso fue sobre septiembre de 2011 y el germen de un libro que en noviembre dio el salto a las librerías. Grandes campeones de la pelota a mano (Ediciones Beta, 2013) es el resultado del proyecto casi personal de este profesor de Educación Física del colegio Unamuno afincado en Getxo. El libro, que será distribuido por Elkar y tendrá presencia en la Azoka de Durango, está compuesto por 25 capítulos, uno por cada campeón del Manomanista, competición reina del panorama pelotazale históricamente, donde Agirre, tras reunirse con 20 de ellos, ha plasmado la historia y la intrahistoria de las finales desde 1940.

"Al primero que visité fue a Hilario Azkarate", dice Agirre. Se apresuró el bilbaino a ver al gran pelotari vizcaino, de quien dice que "no se le reconocieron los éxitos" aunque consiguió seis txapelas de la máxima competición. Comenzó por el mejor vizcaino y fue recorriendo poco a poco el mapa manomanista entre campeones "que me trataron genial. Por ejemplo, cuando estaba con Retegi, ni me imaginaba que me podía hablar a mí. Era un ídolo". Rebuscando en el almacén de la memoria, se encontró Santiago con historias sorprendentes, por ejemplo, cómo Julián "se fue a Grenoble a cortar troncos durmiendo en un colchón de esparto en una chabola jovencísimo" o cómo Arriaran II al día siguiente de ganar a Soroa siguió "repartiendo en bicicleta tuberías y material de la fontanería de su familia". "De los que están en activo me sorprendieron Xala y Barriola", dice y apostilla que "nos vemos en los frontones".