Duración: 52 minutos de juego.

Saques: 1 de Olaizola II (tanto 11) y 1 de Bengoetxea VI (tanto 15).

Faltas de saque: 2 de Olaizola II y 1 de Bengoetxea VI.

Pelotazos: 236 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 11 de Olaizola II y 9 de Bengoetxea VI.

Errores: 5 de Olaizola II y 9 de Bengoetxea VI.

Marcador: 1-1, 2-1, 2-2, 3-3, 3-4, 4-4, 5-5, 6-5, 8-6, 9-6, 9-7, 10-8, 12-9, 13-9, 13-10, 14-12, 14-13, 15-13, 18-14, 19-15, 20-16, 21-16 y 22-17.

Botilleros: Ejercieron de botilleros Mikel Urrutikoetxea (con Aimar Olaizola) y Asier García (con su primo Oinatz Bengoetxea).

Apuestas: De salida se cantaron posturas de 100 a 70 favorables a Olaizola II.

Incidencias: Eliminatoria de semifinales del Torneo de San Fermín del cuatro y medio disputada en el frontón Municipal de Mungia. Muy buena entrada. Casi lleno.

mungia. Cazador de pies a cabeza, Aimar Olaizola se debe a su hambre en la cancha. A su necesidad de merendar victoria cada tarde que se viste de blanco, a no dar tregua a los que vienen pisándole los talones. Ayer fue Oinatz Bengoetxea quien, a dentelladas en el alambre entre el abismo y la gloria, cayó en sus redes. Porque Aimar no sale jamás de paseo. No baja el nivel ni quita el pie del acelerador. No fue la versión del goizuetarra que asombró en la final del Manomanista la que ayer aterrizó sobre el azul panorama del Municipal de Mungia. Claro que la distancia es distinta y dentro de las barreras trazadas por el cuatro y medio, Olaizola II se encuentra como pez en el agua. Aun así, entre el oficio y el estoque de su izquierda, salpimentado por una defensa brutal, puso fin a un Bengoetxea VI peleón y exagerado en la búsqueda del ataque. 22-17 para cerrar el partido y la sensación de que Aimar no especula, que aprovecha cada una de sus oportunidades en la cancha y que no teme entrar en el debate puro ante un amante del cuerpo a cuerpo como Oinatz, cómodo en las distancias cortas.

A pesar de todo, Aimar Olaizola solamente pudo romper un poco el envite cuando el ecuador amenazaba con un partido duro. Peloteado el inicio, las sensaciones dictaban que el delantero de Goizueta era el gallo, el rival a batir. La cátedra se lanzó por él y Oinatz se afanó en acortar las distancias entre ellos para favorecer el espectáculo de la batalla cerca del frontis. No especuló. Su camino consistía en soportar los machetazos y cambiar el signo cuanto antes. Las piernas de velocista del leitzarra le permiten eso. Y se lanzó a la tarea ante un adversario cada día más gigantesco, dominador de la jaula en todas sus vertientes: en el juego a bote, en el remate, en la defensa y en una potencia descomunal que le permite moverse y llegar a la pelota en extremos infinitos. Así, empezaron tanteándose a toda velocidad. Como purasangres, la adrenalina era parte del juego. La fugacidad como mantra.

Igualados ante un espídico principio, el espectáculo afloró. Y de tanta rapidez, se exprimieron los errores. Hasta el 14-13 no pudo cambiar el paso Aimar, siempre por delante hasta ese momento. Abrió gas merced a un error con el sotamano de Oinatz en un tanto largo y peloteado, de quince pelotazos, más duro de lo previsto. El error otorgó alas a Aimar y sacó lustre a su gancho. Un zurdazo puso tierra de por medio y su contrincante, funambulista, se colocó en el disparadero a base de arriesgar, de modo que un gancho se le fue y cedió paso a un saque-remate. El espacio era de cinco tantos y el Municipal parecía un espacio antigravedad, la pelota apenas botaba. Sobre todo cuando le tocaba a Bengoetxea sacarle brillo.

Fueron un precipicio esos cinco tantos. Porque Aimar no cede. Y en el reparto de golpes, el cazador venció. Metido en una jaula que domina en todos sus costados, la libertad habita en su espíritu indomable. Sin embargo, irreductible el genio leitzarra, tuvo que esforzarse Olaizola II. Oinatz, sin frenos, no paró. Tiró de casta para exponerse cerca del frontis. Pero un error y una falta de saque (con el 21-17) acabaron con su andadura. Cabe destacar que Aimar dio síntomas de no estar del todo cómodo ante el cambio de distancia y lo pagó con tres pelotas dentro del cuatro y medio que dejó pasar. No obstante, Aimar es Aimar y dentro de la distancia es el mejor. Y jamás sale de paseo.

Barriola o Irujo, su rival Con Olaizola II dentro de la final del Cuatro y Medio de San Fermín, su adversario para la sesión matutina en el Labrit del día 7 de julio saldrá del partido de hoy, a partir de las 18.30 horas en el frontón Aritzbatalde de Zarautz, de los semifinalistas de Aspe: Abel Barriola y Juan Martínez de Irujo.