BILBAO. Apenas tendrá descanso Aimar Olaizola. Y eso que se lo tiene bien merecido. El domingo ganó la final del Manomanista con una exhibición y mañana tiene previsto acudir a la presentación de la feria de San Fermín en la sede de la Caja de Ahorros de Navarra en Iruñea. Además, estrena el recién prorrogado colorado contra Bengoetxea VI dentro de la jaula navarra el sábado en Mungia. La pelota nunca para...
¿Qué tal se presentó el día de ayer?
Bien. Tranquilo. Toca descansar en casa un poco con el crío y la mujer.
¿Ya tuvo ganas de celebrar la txapela después de la paliza?
Claro. Cenamos a gusto, con un gran ambiente. A casa llegué casi a las cinco, porque tocaba descansar un poco. Estuvimos tranquilos, disfrutando.
Buena hora, entonces.
Antes igual llegaba un poco más tarde, pero yo voy poco a poco para arriba y toca llegar antes a casa. Lo más importantes es pasarlo bien. Estuvimos unos 130 y estuvimos realmente a gusto.
¿Ha podido rebobinar para darle una vuelta a la final?
No soy de darle muchas vueltas. Aquí lo importante es disfrutar del partido y, lo que digo siempre, este tipo de encuentros son para ganar y si juegas bien, mejor. Y se da el caso de que hice una final perfecta.
¿Ha sido su mejor partido dentro del mano a mano?
Uno de los mejores seguro. El año pasado en la final jugué bien, me salió un partido bueno, y el domingo también. Lo que está claro es que ha sido el mejor de este campeonato y de los mejores de mi carrera.
¿Cuáles eran las sensaciones antes de conocer quién sacaba?
Como es normal, después de toda la semana estás con la tensión esa del partido, porque todo el mundo te habla de la final y no es fácil. Pero cuando llegué a la cancha me noté bien de piernas, que la pelota me salía bien y yo creo que tener esa sensación antes de empezar es bueno.
A la hora de saltar a un partido tan importante le favorece, ¿no?
Sí. Hay veces que igual estás calentando, o en el vestuario, y notas que estás de piernas agarrotado. El domingo tenía buenas sensaciones. Otras veces, aunque las tengas, las cosas no salen bien a la hora de jugar y el contrario te da candela. Pero estuve con buenas sensaciones y me encontré a gusto.
A pesar de ser un 22-7 fue un partido duro.
Sí. Fue un duelo rápido y para ser mano a mano, hubo muchos pelotazos, tantos duros y para ver fue un partido bonito.
¿Se queda más satisfecho que con la final del curso pasado, al fin y al cabo, Juan jugó mucho y a usted se le vio perfecto?
No. Aquí todos los partidos son distintos. El año pasado jugué bien y este, también. Lo que digo, lo que vale es ganar la txapela. Los dos años me he quedado satisfecho.
Comentaba en la previa que la ambición es muy importante.
Es esencial. Si quieres ganar txapelas no te puedes conformar con lo que tienes. Siempre quieres ganarlas. Para mí es como si fuera la primera, a mí me hace la misma ilusión.
¿Dónde irá colocada esta?
Ahora está en mi casa, pero irá a casa de ama. Cuando llegue, habrá que llevársela.
¿Siempre en casa de la ama?
Cuida mejor de la txapela que nosotros, porque cuando las tengo aquí no les hago mucho caso. El trabajo mío es intentar conseguir todas las que pueda.
¿Es desastre a la hora de guardarlas?
No, soy bastante ordenado, pero de las txapelas y los trofeos se ha encargado siempre mi madre, yo no las hago mucho caso.
Tendrán ya un buen museo.
Están además las de Asier y las de aficionados nuestras. Aun así, todavía queda sitio para alguna más.
¿Esperaba una final cómo la que fue, cogiendo tanta distancia de inicio?
Nunca lo esperaba. Sabía que tenía un partido muy difícil por el gran contrario que tenía delante. Hasta la final, Juan jugó mejor que yo y veía muy difícil superarle. Luego, el partido te enseña cómo jugarlo. Me encontré muy cómodo desde el principio y veía que haciendo lo que estaba haciendo hacía daño y eso fue lo más importante para mí.
Se le achaca que hace mucho daño con el saque-remate, pero el domingo apenas pudo exhibirlo. Sin embargo, le tocó trabajar con el sotamano un montón.
Contra Irujo, como es un pelotari que resta de aire, es muy difícil ir al saque-remate. Me encontré muy a gusto al ir a por la pelota con la derecha y con el sotamano y ahí hice mucho daño. El sotamano igual desde fuera parece fácil, pero es una de las posturas más complicadas. Gocé casi todos, le crucé además y así hice mucho daño.
En el deporte profesional se disfruta pocas veces, ¿fue un partido en el que acaba uno a gusto, contento, disfrutando?
Ganar esta txapela es lo máximo, es como ganar la Champions League en fútbol. Es el torneo más importante y si ganas así te quedas satisfecho. Yo mismo soy consciente de lo que jugué.
¿Cuál ha sido la receta del cambio desde el partido de Abel Barriola hasta el del domingo?
En el primer partido andaba con muchas dudas porque era el primer duelo del campeonato y se vio. Hay que tener en cuenta que desde el primer partido hasta el domingo pasó casi un mes: hay tiempo para mejorar. Lo más importante para mí era llegar bien a la final. Contra Urrutikoetxea también me quedé a gusto y contra Juan, todavía más.
¿Ha sido importante relajar el cuerpo estas semanas en vez de hacer mucha carga de trabajo?
Sí, eso también. Estuve después de jugar contra Abel sin poder tocar con la derecha y eso me ha venido muy bien. A partir de ahí, me vino la chispa. Además, influyen un montón de cosas. Ganar la txapela es muy complicado.
Y repite.
Ganar dos años es muy difícil. Para mí es muy satisfactorio. Aunque no gane más, con lo que tengo hecho estoy contento.
No se le puede toser en los torneos individuales.
He tenido suerte. Con el nivel que hay, cualquiera te puede ganar en cualquier momento y no hay que relajarse ni parar de trabajar.