bilbao. El reconocido y prestigioso pelotari Hilario Azkarate (Elorrio, 9-9-1935) falleció ayer a los 76 años de edad por causas que aún se desconocen. El vizcaino se convirtió en uno de los más laureados manistas en la década de los 60, época en la que logró sumar nada más y nada menos que seis txapelas manomanistas -entre 1960 y 1967-. Zaguero elevado a categoría de leyenda en la pelota a mano profesional, Azkarate fue el primer pelotari en lograr tal hazaña, amparado en su prodigiosa zurda, una extraordinaria habilidad para el sotamano y un inquebrantable espíritu batallador que no tardaron en auparle a lo más alto.
Sus victorias, traducidas en txapelas conseguidas a costa de otros ilustres como Ogueta, García Ariño I o Atano X, sirvieron para dar a la mano vizcaina un aire de grandeza que aún persiguen a día de hoy las nuevas generaciones. Fruto de aquellos vibrantes triunfos en el campeonato por excelencia de la pelota a mano, el frontón de su localidad natal, Elorrio, pasó a encumbrar su nombre en homenaje a un Azkarate, que en 2010, dos años antes de perder su último partido ante la vida, recordaba con nostalgia sus inicios y sus deseos de niño. "Cuando era niño pensaba en hacerme profesional. Era un sueño. La verdad es que todo era muy diferente a como es ahora. Las cosas han cambiado mucho", admitía Azkarate. Recuerdos en blanco y negro que formaron parte de una de las más boyantes épocas de la mano vizcaina, necesitada ahora de nuevas y deslumbrante figuras, y que cuenta desde ayer con una menos.
Fue una estrella que vistió de blanco y golpeó los cueros cuanto pudo para no desaparecer nunca de las hemerotecas de una disciplina que ya le añora. Así como en 1960, el frontón Astelena de Eibar y el gasteiztarraa Ogueta marcan el inicio de su histórica marca en el Manomanista, el 22 de julio de 2012 pasará tristemente a los anales de la mano vizcaina como la fecha en la que uno de sus máximos valedores perdió la vida con seis txapelas bajo el brazo, pero dueño del reconocimiento del mundo de la pelota a mano. Esa modalidad en la que reinó con puño de acero durante casi una década para hacer de Elorrio y de Bizkaia, un primer espada en la mano. Su deporte. Su vida.