En la más estricta intimidad, por deseo expreso de la familia. Así fueron entregados, este miércoles, los restos mortales de Aquilino Florez Bautista a sus descendientes en el transcurso de un sencillo acto celebrado en el Columbario de la Dignidad de Orduña y con la presencia de la consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José, el director de Gogora, Alberto Alonso, y el alcalde de la ciudad, Iker Santocildes.

Natural de Valencia de las Torres (Badajoz), Aquilino era campesino de profesión, casado y padre de 2 hijos. Acusado de rebelión durante el franquismo, fue juzgado y condenado a 12 años y un día de prisión. El 6 de diciembre de 1940 ingresó en prisión en Orduña, adonde fue trasladado desde la Prisión Central de Castuera. Debido a las duras condiciones de ese centro penitenciario y con solo 38 años, Aquilino murió de reumatismo unos meses después, el 12 de marzo de 1941, según la documentación histórica hallada.
Sus restos fueron exhumados del cementerio de Orduña en diciembre de 2022, durante una de las tres campañas de localización de víctimas del franquismo en el camposanto de la ciudad llevadas a cabo, una vez más, por la Sociedad de Ciencias Aranzadi y enmarcada dentro del programa de Búsqueda de Personas Desaparecidas durante la Guerra Civil liderado por el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos - Gogora.
17 personas entregadas a las familias
Aquilino Florez Bautista es la 17ª persona recuperada del cementerio de Orduña, identificada genéticamente y entregada a la familia, de un total de 93 personas recuperadas en este cementerio desde 2014. Sus familiares han querido que sus restos descansen en el Columbario de la Dignidad creado en el exterior del camposanto.
Todos los cuerpos allí hallados (en total 93) corresponderían con personas que fueron destinadas a la fuerza al campo de concentración de prisioneros de guerra creado, entre 1937 y 1941, en el colegio de los Padres Jesuitas de Orduña y que posteriormente se reconvirtió en una prisión central. Según la documentación analizada, en estas dependencias fallecieron, al menos, 225 personas, 24 de ellas mientras funcionó como campo de concentración. Más de la mitad (127) eran de origen extremeño (125 de Badajoz y 2 de Cáceres), 41 castellano-manchegos (34 de Ciudad Real, 4 de Toledo y 3 de Albacete), 22 trasladados desde la prisión de Málaga, 7 de Tarragona y los 28 restantes eran naturales de otras provincias del Estado.
76 cuerpos aún sin identificar
Gogora continúa trabajando en la identificación genética de los 76 restos óseos a los que aún no ha sido posible poner nombre y apellidos.
Para continuar con estas labores se hace un llamamiento a los familiares de desaparecidos para que se pongan en contacto con Gogora. Toda la información se puede encontrar en el enlace https://labur.eus/orduna, escribiendo a gogora@euskadi.eus o llamando al teléfono 944 032845
"Para que la identificación genética sea posible es necesario comparar muestras de ADN de descendientes de fallecidos con muestras extraídas de los restos óseos. Estas muestras familiares permiten aumentar el Banco de ADN de Gogora y aumentar la probabilidad de identificación, ya que muchas veces es necesario aportar más de una muestra de su familiar vivo para concluir la identificación", explican desde la entidad.