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Lluvia de txapelas

Ibai Zabala, junto a Arretxe II, vence a Saralegi y Eskudero y consigue el segundo título consecutivo de Segunda para la pelota vizcaina

Lluvia de txapelasFoto: Mikel Saiz

Duración: 56 minutos de partido.

Pelotazos: Se dieron 575 pelotazos a buena.

Saques: Ninguno de Saralegi, dos de Arretxe II.

Tantos en juego: Uno de Saralegi, dos de Arretxe II y 4 de Ibai Zabala.

Errores: Seis de Saralegi, seis de Eskudero, uno de Arretxe II y cinco de Ibai Zabala.

Marcador: 3-0, 3-5, 5-5, 5-16, 6-16, 6-17, 7-17 y 7 -22.

Incidencias: Lleno en el Labrit.

bilbao. No siempre la vida da una segunda oportunidad, pero ayer el destino se alió con Ibai Zabala y jugó al despiste. Tras estrellarse el año pasado en la fría pared del frontón de Amorebieta, el caos, y una buena dosis de trabajo, empujaron otra vez al pelotari de Berriz a una final del Campeonato de Parejas de Segunda. En el primer intento estuvo acompañado por Mendizabal, pero la solidez del binomio Berasaluze IX-Urberuaga segó sus opciones de llevarse su primera txapela como profesional.

Pero el destino, caprichoso, vuelve a poner a Ibai en una final. Esta vez en un frontón de primera fila, en el Labrit, y esta vez con Arretxe II como compañero. La experiencia del navarro le daba un plus de cara a la final. Sus dos txapelas como profesional aportaban ese aplomo que tal vez echó de menos Zabala el año pasado. Pero aún así, en el Labrit todos veían como campeona a la pareja rival, Saralegi-Eskudero. El delantero Ekaitz Saralegi venía firmando semanas de buen juego y su letal gancho parecía argumento suficiente para optar a la txapela.

Por esos derroteros comenzó el duelo. Ibai Zabala pagó caro sus nervios en los primeros golpeos y eso, junto a un magistral gancho de Saralegi, propició que los colorados se adelantasen 3-0. Pero ayer Ekaitz y Eskudero no estuvieron a la altura de las circunstancias y posibilitaron que sus adversarios se reenganchasen al partido al momento. La final como tal se disolvió a partir del empate a cinco. Arretxe II y Zabala tenían en mente una táctica a seguir y no se salieron del guión ni un solo momento. Apostaron por eludir al delantero y castigar sin compasión al zaguero. El plan requería paciencia y fortaleza. Eskudero intentó aguantar todo lo que pudo, la txapela lo merecía. Tanto peloteo alargó el partido hasta la extenuación, convirtiendo algunos tanteos en un pulso soporífero. Pero el zaguero colorado empezó a derrumbarse poco a poco. La muralla se resquebrajó y cedió al asedio de los azules.

Cuando vio el daño que hacían sus pelotazos y que Saralegi no encontraba la manera de acudir al rescate, Ibai Zabala se creció y convirtió su brazo derecho en un lanza misiles a larga distancia. Fue la clave de la final, destrozó a Eskudero. La única salida que quedaba a los colorados era que Saralegi encontrase su mejor versión. Pero en los cuadros alegres Arretxe II defendió con solvencia. Los intentos de Saralegi por sacar a relucir su zurda fueron inútiles, no tenía el punto de mira bien ajustado.

Del cinco iguales el marcador se desbocó hasta el 5-16. Semejante parcial acaba con la moral de cualquiera y más en una final. Arretxe puso punto final a la contienda con el 7-22. Al tiempo que Saralegi era incapaz de levantar la pelota de sus pies, de la grada cayó una lluvia de txapelas lanzada por los aficionados de Arretxe y Zabala. A Ibai su primera txapela le caía literalmente del cielo. El suelo del Labrit se encharcó el día que Ibai Zabala subía por primera vez al podio. Bendita lluvia de txapelas.