La atleta sudafricana Caster Semenya da por perdida una batalla pero no la guerra. La doble campeona olímpica de 800 metros, que lleva sin competir desde 2019 al entrar en vigor una norma que la obligaba a hormonarse para reducir sus niveles de testosterona, ha decidido poner fin a su batalla legal sobre las reglas de elegibilidad por sexo en los tribunales de Suiza, pero ha advertido que su lucha continuará en otras instancias para promover la defensa de los derechos de las mujeres que generan hormonas masculinas.
Semenya fue objeto de debate a nivel mundial por su condición: presenta hiperandrogenismo, por los produce naturalmente hormonas masculinas que permiten mejorar la masa muscular y, en consecuencia, el rendimiento físico. La doble campeona olímpica, en 2012 y 2016, y triple campeona del mundo, en 2009, 2011 y 2017, de los 800 metros lleva sin competir desde 2019. Ese mismo año, World Athletics, máximo organismo internacional del atletismo, introdujo modificaciones en el reglamento que obligaban a Semenya a someterse a un tratamiento para reducir la tasa de hormonas masculinas para poder competir con mujeres.
La atleta demandó a Suiza, como sede del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) y del Tribunal Supremo Federal suizo, para tratar de anular las exigencias de World Athletics. Ambos estamentos fallaron contra Semenya, que entonces decidió recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), que consideró que la sudafricana no había recibido “un juicio justo” en Suiza, donde se dio respaldo a la decisión de World Athletics de reducir la testosterona para poder competir.
Ahora, siete años después de iniciar los pleitos, Semenya, que ahora cuenta con 34 años, ha decidido renunciar a lo que considera que son sus derechos. “No se gana nada recurriendo al Tribunal Supremo suizo para que reconsidere su decisión relativa a las normas de elegibilidad, que han sido modificadas dos veces desde la audiencia del TAS”, ha declarado el abogado Patrick Bracher.
Pionera en la lucha contra "normas discriminatorias"
“La trascendental decisión que Caster Semenya ha logrado en el TEDH sentara las bases para una audiencia justa y la debida consideración de los derechos humanos en todas las futuras impugnaciones de normas discriminatorias similares”, ha ahondado Bracher, que considera como una victoria el dictamen del Tribunal Europeo.
Según ha manifestado el letrado, “volver al Tribunal Supremo suizo para otra audiencia sobre regulaciones obsoletas sería costoso en dinero y tiempo, que se podrían utilizar mejor en esfuerzos más constructivos”. De este modo, Semenya continuará con su lucha “contra las normas de elegibilidad por sexo en el atletismo basándose en las invaluables conclusiones del TEDH”.
No ha renunciado a su batalla por la justicia
“Se están considerando nuevas oportunidades para presentar una impugnación de este tipo debido a las obvias deficiencias en las últimas normas de elegibilidad de World Athletics”, ha agregado Bracher, que ha insistido en que Semenya “no ha renunciado a su batalla legal por la justicia, ni ha puesto fin a su litigio ni a su impugnación de las normas de elegibilidad por sexo”.
La lucha de Semenya comenzó en 2009, cuando tras proclamarse campeona del mundo fue sometida a un test sexual que derivó en la prohibición de competir con mujeres. Poco después, en 2010, la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), conocida desde 2019 como World Athletics, aprobó su regreso.
Pero en 2019 la IAAF sostuvo en la Audiencia del Tribunal de Arbitraje Deportivo que Semenya presentaba cromosomas XY, el patrón típico masculino, y que era uno de varios “atletas biológicamente masculinos con identidades de género femeninas”. De este modo, se la obligó a hormonarse para reducir su nivel de testosterona para poder competir como mujer entre mujeres.
La normativa impedía a personas como Semenya tomar parte concretamente en carreras de 400, 800 y 1.500 metros hasta rebajar los niveles de testosterona. La atleta sudafricana decidió dejar de competir e inició la carrera legal contra el máximo organismo del atletismo mundial. Suiza le privó de la razón, pero el TEDH devolvió la esperanza. Pese a ello, Semenya acepta una rendición parcial, pero da por perdida su guerra por modificar las normas de elegibilidad por sexo que la obligaban a reducir sus niveles de testosterona para poder competir como mujer.