El tenis, un río revuelto
A la espera del regreso del sancionado Sinner, el circuito de la ATP busca con el inicio de la gira de tierra batida al jugador que ponga orden y tome el relevo definitivo de la vieja guardia que ya se intuye tras la derrota de Djokovic en Miami
El tenis está revuelto desde que Jannik Sinner se impuso a finales de enero en el Abierto de Australia. Inmediatamente después, el italiano consensuó su polémica sanción de tres meses por dopaje, que no le permitirá volver hasta el Masters 1000 de Roma. Si en el circuito femenino Aryna Sabalenka se ha asentado como número 1 con su triunfo en Miami y solo la irrupción de la rusa Mirra Andreeva, de 17 años, aparece como principal novedad en el inicio de la gira de tierra que desembocará en Roland Garros, en el circuito masculino la ausencia de Sinner ha coincidido con el mal momento de otros miembros del Top 10 mundial que han dejado pasar oportunidades importantes de acercarse al surtirolés.
Jack Draper y Jakub Mensik aprovecharon las circunstancias para pescar en ese río revuelto e imponerse en los Masters 1000 de Indian Wells y Miami y lograr los triunfos más importantes de sus respectivas carreras. En el caso del checo de 19 años, de hecho fue el primero y lo logró a costa de que Novak Djokovic no sumará el pasado domingo el 100 que persigue desde que se colgó el oro olímpico en agosto del año pasado, que también su único título de 2024. Si ni siquiera el serbio ha podido imponer su autoridad a un rival al que doblaba en edad y podía acusar la inexperiencia, es que el relevo generacional está más cerca de lo que parece, aunque Djokovic, ahora quinto del mundo, no renuncia a levantar ese trofeo centenario o su vigésimo quinto Grand Slam. Sin embargo, sus declaraciones recientes, siempre misteriosas y esquivas., no permiten intuir cuánta gasolina le queda en las piernas y cuánta en el tanque de la motivación.
Ahora bien, en medio de las quejas por el exigente calendario, alentadas por la PTPA, la asociación de jugadores que impulsa el mejor jugador de la historia, y por el nuevo diseño del mismo, que ha alargado la duración de los Masters 1000 para reducir las oportunidades de la amplia clase media, falta saber quién llevará la bandera del tenis masculino en los próximos años. Si habrá un tridente o un cuarteto dominador como en las dos décadas anteriores o el mando se irá repartiendo entre distintas manos, como parece ahora mismo. No se sabe en qué condiciones volverá Sinner tras su obligada inactividad y ahora todos miran a Alexander Zverev y Carlos Alcaraz, que no han brillado desde Australia.
El alemán, número 2 del mundo, jugó la final en Melbourne, pero tuvo una mala gira en Sudamérica y en la pista dura de Indian Wells y Miami tampoco ha brillado. El murciano, número 3, se llevó el torneo de Rotterdam en pista cubierta en febrero, pero sus prestaciones en el Sunshine Double estadounidense, con semifinales en el primero y segunda ronda en el segundo, quedaron bastante lejos de las expectativas. Esa inconsistencia, ese alternar en los partidos momentos brillantes con desconexiones profundas, es lo que debe corregir en la gira de tierra en la que afrontará todos los torneos (Montecarlo, Barcelona, en los que no defiende puntos, Madrid y Roma) antes de encarar la defensa de su título en Roland Garros. Porque sí, Alcaraz ya ha ganado cuatro grandes a los 21 años y muchos le exigen que mantenga siempre ese nivel.
Daniil Medvedev, otro ganador y finalista de Grand Slam, ha caído por debajo del décimo puesto del ranking mundial por primera vez en muchos años y ha dado muestras de cierto hartazgo en la pista. Los otros nombres habituales de los últimos años como Taylor Fritz, Casper Ruud, Stefanos Tsitsipas, Andrei Rublev o Holger Rune, aún con 21 años, siguen sin mostrarse constantes y por eso los aficionados de todo el mundo buscan a quien pueda subirse al carro de aspirantes a los títulos grandes que no sean flor de un día. Jakub Mensik, que curiosamente estuvo cerca de no jugar en Miami, se ha ganado su momento de fama y desde Brasil asoma Joao Fonseca, otro chaval de 18 años poseedor de una derecha muy poderosa que ha destacado en los torneos de nivel medio de estos meses.
El reto mental
Estos, como Carlos Alcaraz o algún otro, tienen las herramientas técnicas y físicas para jugar en todas las superficies, pero también el reto de demostrar que pueden cargar con el peso de la fama y las expectativas, una mezcla explosiva ahora que los 18-20 años de los jóvenes no son los 18-20 años de hace dos décadas cuando los miembros del Big Three empezaron a construir sus legendarias trayectorias. Ahora existen muchas más distracciones que pueden hacer que los cinco sentidos no estén en la pista y en el extenuante trabajo que es necesario para sobrevivir en un deporte solitario y muy demandante en el aspecto mental. Quizás tampoco les haga falta porque aquellos tiempos de la rivalidad entre Djokovic, Nadal y Federer son, simplemente, irrepetibles.