Es el perfeccionismo. Medallista en olimpiadas, mundiales y europeos tras debutar en el balonmano profesional con el Bera Bera a los 16 años. Siempre queda algo por mejorar. Incluso tras su último partido. Ahora, Elisabeth Pinedo vive en Madrid y enfoca su talento a labores de comentarista en TVE y a asesorar el área de patrocinios de Sanitas.

¿Cuándo se dio cuenta de que tenía talento pata el balonmano?

Es difícil hablar de un momento concreto.Vas avanzando en la carrera deportiva. Sobre todo, cuando das el salto a profesionales el cambio es grande. Y, a medida que pasan los años, te vas dando cuenta. Pero no ha habido un momento concreto en el que haya percibido que mi talento era para el deporte. Además, nunca he podido separar mi talento del trabajo, porque con talento solo nunca hubiera llegado a conseguir nada. Siempre he sumado mucho trabajo.

¿Encontró dificultades en ese camino?

En todos los caminos aparecen dificultades. El mío también las tuvo. Sacrifiqué a mi familia al estar lejos, mi tiempo de ocio con mis amigos, mis festivos. Al final, cuando te dedicas al deporte profesional, realmente sacrificas muchas cosas, aunque estás haciendo lo que te gusta.

Ha alcanzado grande metas. ¿Ha sentido plenitud en alguno de esos momentos?

Nunca. Siempre fui muy exigente conmigo misma, siempre había cosas que mejorar. Pero es verdad que, cuando estás en una etapa más adulta, con más veteranía como deportista, ves el deporte con claridad. Lo comprendes mucho mejor de lo que lo entendías cuando tenías 20 años. Y no tienes esos miedos ni esas inseguridades. Por lo demás, siempre hubo cosas por mejorar, por trabajar y por aprender hasta el último día.

¿Qué se siente cuando te cuelgan una medalla olímpica del cuello?

En ese momento tienes la sensación de que se han cumplido objetivos, pero siempre ves que hay que mejorar. Obviamente, si te cuelgas una plata, siempre te hubiera encantado que hubiera sido el oro.

¿Cómo ve el deporte profesional femenino?

Creo que seguimos haciendo cosas extraordinarias con menos recursos. Y seguirá así hasta que no se regule como se debe, tengamos las ayudas necesarias, se nos vea por igual, se nos trate por igual, tengamos las mismas oportunidades, los mismos sueldos, los mismos patrocinios, etc. Yo empecé jugando con equipaciones masculinas porque no había específicas para chicas.

¿Y el futuro?

Hoy en día a las niñas no se las mira raro cuando empiezan a practicar fútbol, balonmano o baloncesto. Se les da la oportunidad de realizar esa actividad. Cuando yo era pequeña quizá fuera más extraño. Hoy en día creo que no. Y me gusta pensar que en los colegios se les da las mismas oportunidades a las niñas que a los niños y que nadie mira a una niña deportista como a un bicho raro.

¿Le parece que el famoso ‘piquito’ de Rubiales hubiera tenido las mismas consecuencias y repercusión si hubiera tenido lugar en un Mundial de Balonmano?

Creo que sí. Si quedamos campeonas del mundo, y en ese momento están mirándonos, yo creo que hubiera tenido la misma repercusión, sí. Le tocó a Jenny Hermoso, pero le hubiera podido pasar a cualquiera. Ojo, que no estoy diciendo que el presidente de la Federación de Balonmano sea como Rubiales.

El fútbol profesional de élite es otra cosa.

El fútbol de Primera División es un mundo aparte del resto de los deportes. No se puede comparar. Por eso creo que ser futbolista mujer es bastante más duro que ser balomanista mujer.

¿Considera que el deporte profesional femenino llegará a alcanzar los niveles del masculino?

Con el tiempo, sí. Con la excepción del fútbol. El fútbol realmente es un negocio mundial que creo que hay que valorar en su porpio contexto. Pero el resto de disciplinas terminarán equiparándose. Debemos tener paciencia y seguir dando pasos hacia adelante. Venimos de una cultura en la que las mujeres no hacían deporte y se nos miraba raro. Cuesta hacernos a la idea también a nivel cultural; cuesta escuchar a una mujer retransmitiendo fútbol. Hay que cambiar muchas cosas a nivel cultural y luego a nivel institucional y estructural. Pero ya se van dando pasitos hacia adelante. Yo confío en un futuro igualitario en el deporte

¿Percibe diferencias entre las chicas que ahora llegan a los equipos del balonmano de élite con las de su generación?

Las chicas de ahora son muy valientes, muy echadas para para delante. A lo mejor por el tema de las redes sociales, ahora quieren resultados inmediatos. Algo que en mi época era distinto. Entonces, empezabas a entrenar a nivel profesional y sabías que se requería muchísimo trabajo. Venías de atrás, y de trabajar un montón, para jugar un minuto en División de Honor. Tenías que ir muy fina. Y ahora parece que, a veces, están más preocupadas por esa imagen o de esa foto bonita o de ese querer llegar a meter diez goles. Y no se dan cuenta que hay muchísimos años de trabajo detrás. Hay menos de paciencia en el día a día y con el trabajo l