En la época de las expediciones masivas en el Himalaya, del negocio y de los beneficios por encima de los valores que rodean al mundo de la montaña, todavía hay espacio para el verdadero alpinismo. El que busca retos casi imposibles, al límite, en condiciones muy adversas. Lo ha demostrado una vez más Alex Txikon, que este viernes logró hollar por primera vez en la historia el Manaslu (8.163 metros de altura sobre el nivel del mar) en una expedición puramente invernal y sin la ayuda de oxígeno. Después de pinchar en hueso en los dos últimos años en el octavo ochomil más elevado, a la tercera ha ido la vencida en una ascensión exprés del equipo liderado por el vizcaino, que, a sus 41 años de edad, suma en su amplio currículum otra cumbre en la estación más cruda, la que consiguió en 2016 en el Nanga Parbat (8.126), algo que tampoco nadie había alcanzado.

Una llamada recibida desde la cumbre a las 9.30 horas de Nepal confirmaba la hazaña. Los gritos de alegría de Txikon eran merecidos. Dos décadas después de comenzar su periplo por los gigantes del planeta, el de Lemoa (puede que el montañero vasco más mediático de la actualidad) obtenía el fruto a su perseverancia en el Manaslu. Esta cima es conocida como La montaña de los espíritus. Fue ascendida por primera vez el 9 de mayo de 1956 por Toshio Imanishi y Gyalzen Norbu, integrantes de una expedición japonesa en la que se han inspirado Txikon y su cordada. El cambio de estrategia, el haber tenido un mes de aclimatación para poder atacar la cumbre según tuviera la primera oportunidad y la ventana de buen tiempo que se les ha presentado han sido clave para poder lograr el objetivo. “Estamos muy cansados pero tremendamente emocionados. Ahora toca bajar poco a poco y llegar todos sanos y salvos. En ese momento será cuando consigamos la verdadera cima”, explicó en su descenso el alpinista vizcaino, que ha contado con la organización de Seven Summit Treks, la empresa nepalí que se encarga de dar cobertura a la mayor parte de expediciones.

El equipo liderado por Txikon enfocó de manera diferente el reto de este año. La experiencia aprendida durante los dos primeros intentos los llevó a decidir que tenían que estar preparados para la primera oportunidad que se les presentara. Es por esto por lo que el vizcaino ha estado inmerso en otros proyectos en el Himalaya que le han ayudado en esa primera fase de aclimatación. Llegó al Campamento Base del Manaslu el 26 de diciembre y lo hizo preparado, esperando su oportunidad, a unos 5.000 metros de altitud. Miraron las previsiones meteorológicas y comprobaron que los últimos días de 2022 el viento arreciaría con fuerza pero que poco a poco el tiempo comenzaría a estabilizarse. “Esta es la oportunidad que esperábamos”, anunció el de Lemoa, preparado para el reto. Se echaron la mochila a la espalda el pasado miércoles, cogieron el material necesario y subieron directamente hasta el C2, a unos 6.400 metros. La ruta escogida ha sido la vertiente más occidental, a juicio de Txikon, la única vía posible de acceso a la cima en estas fechas, algo que corroboró en la expedición de 2021. 

“Estamos muy cansados pero tremendamente emocionados. Ahora toca llegar todos sanos y salvos” - Alex Txikon

“Hemos hecho cerca de 1.500 metros de desnivel. La ruta ha sido durísima por el viento y por todo el material que traíamos”, destacó Txikon. Descansaron en el C2 y rápidamente ascendieron al C3 (justo por debajo de los 7.000 metros) el jueves. Pasaron la noche allí, pensando en la estrategia a seguir. “Tenemos que aprovechar esta ventana. El tiempo es favorable y puede ser nuestra oportunidad. Mañana de madrugada salimos a intentar la cima. A ver qué nos encontramos”, explicó el de Lemoa antes de intentar lo que nadie había logrado hasta la fecha. Con buen tiempo, junto a Pasang Nurbu Sherpa, Chhapel Sherpa, Gelu Sherpa, Maila Sherpa, Mantere Lama Sherpa y Gamje Babu Sherpa, sus compañeros de cordada, atacó la cumbre con éxito. Txikon finalmente no pudo contar con la ayuda de Simone Moro, uno de los grandes especialistas en las ascensiones invernales. El italiano es el segundo alpinista tras Jerzy Kukuczka que ha logrado la primera ascensión invernal a cuatro ochomiles: Shisha Pangma (2005), Makalu (2009), Gasherbrum II (2011) y Nanga Parbat (2016), en esta última aventura formó equipo con el vizcaino, a quien también acompañó en los dos intentos anteriores de ascensión al Manaslu.