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El gran reto de Juan del Campo

Tras clasificarse por primera vez para la segunda manga de una Copa del Mundo, el esquiador vizcaino acude al Mundial de Suecia con el objetivo de sorprender en las pruebas de eslalon y gigante

El gran reto de Juan del Campo

JUAN del Campo (Mungia, 1994) vive entre puertas azules y rojas. Entre la nieve y el frío. Ha llegado a entrenar a temperaturas mínimas de -20 grados, durante seis horas. Y a levantarse de la cama cuando otros se acuestan solo para coger un avión que le lleve a las montañas más altas. Es lo que tiene dedicarse a un deporte de invierno en un lugar donde las tormentas son solo de agua y viento. Porque Del Campo es esquiador alpino y le encanta; por eso, sea la hora que sea, sea en el lugar que sea, cuando se pone las botas y se calza los esquís, todo le merece la pena. El vizcaino lleva toda la vida entre pistas. Comenzó subiendo a la nieve con sus padres, que no le pudieron seguir el ritmo y le apuntaron a un club de iniciación con otros niños. Y cuando les adelantó a todos, se pasó a la competición. La velocidad le engatusó y casi sin quererlo se convirtió en uno de los mejores especialistas estatales en las disciplinas de eslalon y gigante.

De hecho, Del Campo liderará al combinado estatal en los Mundiales de esquí alpino de Are (Suecia), que arrancaron el pasado día 5 y se prolongarán hasta el próximo domingo. El vizcaino es una de las principales bazas del equipo dirigido por el seleccionador Corrado Momo, que le considera capaz de “acercarse a los primeros quince clasificados en la prueba de eslalon”. Porque Del Campo participará en dos competiciones, la de gigante que tendrá lugar el viernes y la de eslalon, que será en la jornada de clausura. Con todo, el esquiador llega a la cita sin más presión que la que él mismo se mete. Que no es poca. Pero sin nada que perder y mucho por sorprender. Y es que el pasado enero, el bilbaino ya maravilló al protagonizar un hito que no ocurría en el esquí estatal desde hace tres décadas: se clasificó para la segunda manga en una Copa del Mundo. Fue en la localidad austríaca de Schladming donde pasó el corte de los treinta primeros clasificados y pudo tachar con éxito algo de su lista de objetivos: “He cumplido un sueño y lo digo sin tapujos. Hasta que no llegas a la Copa del Mundo de esquí alpino y lo vives en primera persona no sabes lo que significa pasar de ronda”, reconoció Del Campo.

Porque, aunque pueda parecer sencillo, en las grandes competiciones, el puesto en el ranking determina el orden de salida; por lo que los mejor clasificados salen en primer lugar, con la nieve más limpia. “En estas pruebas sale un participante cada 30 segundos, tienes corredores delante y corredores detrás y tienes que hacerlo mejor incluso que los que van delante tuyo para poder acercarte a ellos, porque cuando salgo yo la pista está ya muy deteriorada”, explicó el de Mungia.

olímpico El año pasado Del Campo también cumplió su sueño de ser olímpico al participar en los Juegos de invierno de Pyeongchang, pero una salida del trazado en la segunda bajada le dejó un sabor agridulce a su debut. Por ello, el vizcaino no se conforma, quiere más y por eso acude al Mundial de Are a darlo todo: “No quiero terminar la carrera y pensar que podía haberlo hecho mejor”.