Bilbao - El ambicioso sueño de Jon Rahm deberá esperar, por ahora. Mucho antes de lo esperado, con menos de dos años como golfista profesional, apareció la oportunidad de ser el número 1 del mundo. Desbancar de la cima a Dustin Johnson, el hombre que lleva mucho tiempo observando a todos sus rivales desde un lugar privilegiado, y convertirse en el nuevo rey. El escenario era perfecto, casi como si de un guion se tratara. El vizcaino volvió al lugar donde dio su primer golpe en la mesa y el grito del campeón sonó por primera vez, a Torrey Pines. Ahí estrenó su palmarés en el PGA Tour y un año más tarde volvió como defensor del título y con opciones de sumar los puntos necesarios para alcanzar el mejor puesto del ranking mundial. El golfista de Barrika necesitaba ganar en el Farmers Insurance Open, pero apenas pudo competir. No fue su día. Ya en la tercera jornada empezó a torcerse todo y ayer en el cierre del torneo firmó una tarjeta de cinco golpes por encima del par del campo, ensombrecida con siete bogeys.

La pelea por el número 1 del mundo murió definitivamente en los primeros seis hoyos de Torrey Pines. Solo una remontada épica, algo al alcance para Rahm cuando aparece en modo arrollador, era la esperanza para conseguir el título y el lugar más privilegiado del golf. Sin embargo, ese jugador capaz de encadenar birdies con una facilidad pasmosa, de sacar el lanzamisiles en los golpes largos y el bisturí de cirujano en el green, no apareció. El vizcaino estuvo errático desde el inicio. Comenzó con dos pares seguidos, tanteando el terreno antes del ataque, pero en la siguiente oportunidad para recortar distancias, las aumentó. Con el listón en tres golpes para embocar, Rahmbo no acertó a pegar la bola desde el tee y se fue fuera del green. Lo que le llevó a cometer su primer bogey. Pero esta solo fue la punta del iceberg. A continuación, llegaron tres hoyos acompañados de sendos bogeys y Rahm pasó de estar a cuatro golpes del líder, a quedarse a ocho.

Uno de los pocos momentos que hizo sonreír a Rahm fue el hoyo 13. En un par 5, su gran virtud habitualmente, por fin pudo dejar de pelearse con el juego largo y los greenes rebeldes. No realizó la mejor jugada posible y su segundo tiro se fue demasiado lejos de la bandera, pero ahí el vizcaino sacó la varita mágica y consiguió un golpe que le dejó a escasos centímetros del hoyo. Fue su primer birdie, pero no despertó ninguna reacción. Ese buen juego fue un pequeño chispazo, un pequeño rayo de sol en una tormenta sin fin. Otra vez el Rahm errático resurgió y tres bogeys en cuatro hoyos le hundieron más todavía. El pequeño consuelo del golfista de Barrika fue que pudo decir adiós con un birdie.

Empate y Tiger destaca Por otra parte, al cierre de la edición, el ganador del torneo no se conocía. Alex Norel, Jason Day y Ryan Palmer jugaban el play-off de desempate para conocer al vencedor después de que el sueco no aprovechara su putt final para llevarse el título.

Aunque la atención mediática en el Farmers Insurance Open no estuvo centrada ni en Rahm, ni en la lucha por el título. Todos los focos apuntaron a Tiger Woods. Era su regreso, a priori el definitivo tras un largo camino repleto de problemas físicos. El estadounidense estuvo muy alejado de la cabeza durante todo el torneo e incluso cerca se quedó cerca de verse fuera en el segundo día. Pero en los momentos críticos se vio la sombra de aquel jugador que dominó el mundo del golf y gracias a su juego corto pudo competir hasta el final. En la jornada final, acabó con el par del campo que le sirvió para entregar una buena tarjeta de tres golpes por debajo del par. Pequeños problemas a la hora de puttear, su mejor virtud en las tres jornadas anteriores, no le permitieron aprovechar su notable juego desde las distancias largas.

1. Jason Day-10

1. Alex Noren-10

1. Ryan Palmer-10

4. J. B. Holmes-9

5. Keegan Bradley-8

6. Charles Howell III-7

6. Tony Finau-7

8. Robert Garrigus-6

8. Harris English-6

29. Jon Rahm-2