Cuando el timbre resuena en las aulas y los libros se cierran, muchos alumnos se marchan a sus casa. Otros se van a perfeccionar un idioma o a mejorar con su equipo. Sin embargo, en el colegio Pureza de María, los chavales se calzan las zapatillas y salen a correr. La escuela bilbaina lleva más de seis años participando en Herri Krosa y ahora que la popular carrera patrocinada por DEIA sopla las treinta velas, tampoco se quieren perder la fiesta. Así pues, el domingo, tras el pistoletazo de salida, más de sesenta de sus alumnos cruzarán la línea de salida para hacer frente a los diez kilómetros de la prueba. Cambiarán el uniforme por la camiseta blanca y las lecciones teóricas por el atletismo. “La idea de proponerlo en el colegio surgió entre los profesores porque algunos de nosotros ya corríamos la Herri Krosa y nos parecía una idea muy buena para promover el deporte en familia”, explica Ana Leal, profesora de Educación Física en Pureza de María.
De hecho, en el colegio bilbaino se congratulan de que el próximo domingo “participarán familias enteras” en la carrera popular y reconocen que la acogida de Herri Krosa dentro de sus muros cada vez ha sido mejor y más numerosa. “Es cierto que este año se han apuntado menos alumnos porque esta edición coincide con sus exámenes finales, pero aún así hay algunos que se han animado. De hecho, pensábamos que nos íbamos a apuntar muchos menos, pero la inscripción cada año ha ido a más”, reconoce Leal. ¿Y cómo se controlan a sesenta alumnos luchando contra el cronómetro a lo largo de diez kilómetros, cada uno con su ritmo y su ambición? Pues muy fácil, con la ayuda de los aitas. “Algunos de Bachillerato se inscriben por su cuenta aunque finalmente vengan con nosotros y solemos dejarles a su aire durante la prueba. Pero lo que hacemos con los pequeños es reunirlos en grupos reducidos y a cada uno de ellos asignarle un padre o un profesor, un responsable que esté pendiente de ellos durante la carrera”, explica la docente.
sin puntos extra Los más de sesenta alumnos de Pureza de María que afrontarán el domingo Herri Krosa lo harán sin alicientes académicos, puesto que sus profesores ya les han dejado claro que acabar los diez kilómetros no cuenta para nota. No tendrán puntos extra en su calificación final de Educación Física, es decir, los chavales correrán simplemente por el placer de hacerlo. Algo que escenifica mejor que nada la filosofía que ha mantenido esta carrera durante sus treinta años de historia. “Planteamos que participar en la prueba tuviera repercusión en la nota, pero nos dimos cuenta que era injusto para aquellos alumnos que los fines de semana realizaban alguna actividad extraescolar y no podían acudir a la Herri Krosa, aunque quisieran”, concluye Leal.