bilbao - Rafa Nadal está dispuesto a intentarlo, salvo giro brusco e indeseado de los acontecimientos. Al cabo de un año extraordinario en el que ha vuelto a su mejor nivel y recuperado el número 1 del mundo, “si estoy en Londres es para intentar ganar”. El tenista balear tiene 16 Grand Slams, tiene el oro olímpico, tiene la Copa Davis, pero le falta el título de maestro que se otorga en las Finales ATP, el único gran torneo que no figura en su palmarés y al que ha tenido que renunciar en cinco ocasiones en su carrera. Ha jugado dos finales en 200 y 2013, pero se le resiste una cita que se disputa en las peores condiciones para el de Manacor y en un momento del año en que su capacidad física, como la de todos, está muy mermada.
Este año es parecido ya que el de Manacor, que se aseguró la clasificación en junio tras ganar su décimo Roland Garros, es el jugador con más partidos disputados (77) de los ocho que figuran en el cartel del torneo. Es el peaje de la ambición, del querer competir al máximo cada vez que pisa una pista. “A estas alturas de mi carrera, lo importante para mí es ser feliz con lo que hago. Este año lo he sido y espero poder seguir haciéndolo durante unos cuantos años más”, aseguró en la primera rueda de prensa en Londres, donde le queda un último reto, quizás el más difícil de todos.
Porque Nadal sabe que está en territorio de Roger Federer, que si quiere levantar el torneo tendrá que ganar en la semifinal o en la final al suizo, convertido de nuevo en su bestia negra ya que no le gana desde hace tres años. “Si es contra Federer, mejor”, apuntó. “No estaría aquí si no pensara que puedo ser competitivo y jugar. Quiero ganar el torneo. Esa es mi ilusión y mi motivación y trabajo para que así sea”, añadió. Su rodilla está bien, o al menos en unas condiciones adecuadas para tratar de avanzar en un grupo que le puede llevar a mucho desgaste. Además, Rafa Nadal tiene otra motivación en Londres y es que este será el único torneo en el que su tío Toni ejercerá como entrenador. Desde la próxima temporada, la persona clave en su carrera ya no estará a su lado a tiempo completo y qué mejor colofón a esta etapa que con un trofeo largamente perseguido. “Federer es claramente favorito, pero si Rafael puede golpear bien a la pelota...”, apuntó ayer Toni Nadal, “agradecido por haberlo pasado tan bien” junto a su sobrino todos estos años.
A partir del domingo a las tres de la tarde, con el duelo entre Federer y Sock, se resolverán los enigmas de una cita siempre glamurosa, con vestuarios individuales para cada jugador y un ambiente en el inmenso O2 Arena el que los focos apuntan a la cancha y dejan a oscuras las gradas para que el protagonismo recaiga en los jugadores. Federer sabe bien de qué va esta historia ya que lo ha ganado seis veces, más que nadie en la historia y llega a Londres con solo cuatro derrotas en un curso en el que ha dosificado mucho sus apariciones. Pero cuando ha jugado ha sido casi imbatible y solo Evgeny Donskoy, Tommy Haas, Alexander Zverev y Juan Martín del Potro han podido con él.
tres campeones en activo El de Basilea, Novak Djokovic y Andy Murray son los únicos que han levantado este título entre los jugadores en activo. El serbio y el británico, que no defenderá su título, son los grandes ausentes en la edición de 2017 que verá a cuatro debutantes: Alexander Zverev, Jack Sock, Grigor Dimitrov y David Goffin. El alemán, con 20 años, es el más joven del torneo y el líder de la generación que debe tomar el relevo. De hecho, podría estar jugando esta semana en Milán, donde se han juntado los ocho mejores tenistas menores de 23 años.
“Seguro que los que llegan son para quedarse. Al final, nuestra generación, en un momento dado, se va a terminar. Llegará un momento en el que veremos a los jóvenes por la televisión y no nos enfrentaremos a ellos. Y luego llegarán más y más. Los jóvenes son buenos, y creo que viene una generación de alto nivel”, reflexionó Rafa Nadal, que ya ha dejado claro que él no va a dejar su sitio tan fácil. Él y Federer vieron el torneo por la televisión el año pasado cuando se pensaba que el circuito ya no les pertenecía, que estaban de retirada. Pero ambos están de vuelta, de nuevo números 1 y 2 del mundo, como máximos favoritos a hacerse con el título de maestro. Quizás se encuentren de nuevo en la final, en lo que sería el último desafío de Nadal en el año que le ha confirmado como uno de los grandes deportistas de la historia.