Bilbao - La regata del pasado domingo fue una fiesta para todo Ondarroa. La Eusko Label Liga llegó por primera vez a sus aguas y llevó consigo una oportunidad para ver a las mejores traineras del Cantábrico. Además, los ondarrutarras pudieron disfrutar del día de la mejor manera posible, sin el miedo al descenso y con la Antiguako Ama bien asentada en la segunda tanda. Regata para disfrutar y ver un día más a los suyos compitiendo en la máxima categoría. Pero faltaba una guinda y Jon Iriondo y su cuadrilla decidieron ponerla. Las tostas de la trainera local fueron propiedad exclusiva de los remeros de la localidad. Catorce canteranos ondarrutarras. Una trainera del pueblo dispuesta a luchar contra las mejores embarcaciones. Ondarroa solo pudo acabar en novena posición. Sin embargo, el resultado quedó en un segundo plano. El constante trabajo en las categorías de formación tuvo su reflejo en el mejor escenario posible.

La gasolina de Ondarroa es la ilusión y su motor, la cantera. Cuidan a sus remeros, los forman y tiran de ellos en cualquier escenario. Sin importar el nivel de la regata. Por eso, tanto pueblo como club se merecían un premio y Jon Iriondo seleccionó la bandera de casa para otorgárselo: “Como casi todos somos canteranos y era la regata de casa, pensamos que sería bonito sacar una tripulación de todo canteranos. Era el día perfecto para sacar todos los remeros del pueblo y que disfrutasen de la regata”. Fue una sorpresa para los vecinos ondarrutarras y también para los propios bogadores. “Los remeros no lo supieron hasta el propio domingo, pero algo ya se olían viendo los cambios que hice en los entrenamientos. Lo cogieron por sorpresa y la regata salió como salió. Arrancamos como caballos y luego nos costó llegar. Queríamos demostrar en casa. Pero fue un momento bueno y disfrutamos todos”, afirma el entrenador ondarrutarra.

Aunque no hubiera sido posible sacar esta tripulación sin “todo el trabajo de los entrenadores de las categorías inferiores”. En la Antiguako Ama hay muchos veteranos, pero también jóvenes que apuntan alto y no se duda en darles la oportunidad. “Se ve que tenemos gente tirando por debajo y tenemos que darle continuidad a este momento, que todo sea una rueda para que los chavales que empiecen ahora lleguen a sénior”, comenta Iriondo.

Con los deberes hechos Ondarroa pudo llevar a cabo esta apuesta debido a su buena temporada. Tienen los deberes hechos y ahora solo queda disfrutar. “La valoración es muy positiva. El objetivo primordial era librarse del descenso y, salvo hecatombe, ya lo hemos hecho”, reconoce Iriondo. Aun así, en la cuadrilla ondarrutarra no existe el conformismo. La mirada apunta al cielo siempre y ya piensan en el siguiente reto a superar: “Queremos dar un pequeño salto para la Bandera de La Concha. Sabemos que es muy complicado, pero queremos ponérselo difícil a más de uno”.