Bilbao - La racha victoriosa de Rafa Nadal acabó ayer en Wimbledon. Pocos lo esperaban, pero el balear se encontró con el veterano Gilles Muller en estado de gracia que se impuso en un partido agónico y épica tras cuatro horas y 48 minutos de juego: 6-4, 6-3, 3-6, 4-6 y 15-13. Solo el quinto set se extendió durante casi dos horas y quince minutos y Nadal claudicó en la quinta bola de partido en contra, hora y media después de la primera. Remó hasta el límite y murió en la orilla en el set más largo de su carrera.

Su rival, de 34 años, no acusó el desgaste y su saque se convirtió en su salvoconducto hacia sus primeros cuartos de final en Londres. Funcionó como en los dos primeros sets y le sacó de todos los apuros cuando la tensión en la pista 1 del All England Club era insoportable. Eso obligó a Nadal a sacar siempre con la presión de no poder fallar. Además, la mordiente del servicio mermó con el paso de los minutos y, al final, en el vigésimo octavo juego el duelo cayo del lado de Muller.

En el territorio de Nadal, el de la agonía y la dureza mental, el luxemburgués estuvo fuerte y sobrevivió. Pero la clave estuvo en los dos primeros sets en los que él jugó de forma primorosa como toda la vida se ha hecho en la hierba: saque y volea. Nadal no le leía los saques y se vio dos sets abajo. Pero reaccionó, cómo no, e igualó la contienda que entró ya casi en una lotería de golpes tras la cual el balear se entregó con solo dos roturas a favor de dieciséis oportunidades.

Muller tuvo que sacar 212 veces e hizo treinta aces. Nadal se anotó 23 saques directos, una cifra inhabitual en él y contra natura, porque en un duelo de saques tenía todas las de perder. Por eso, todo el mérito es de su rival, que logró su mejor victoria, como él mismo admitió, y que sigue sin perder después de cuarenta partidos a cinco sets en los que ha ganado los primeros.

“Estaba listo para grandes cosas, así que siento que he perdido una oportunidad”, lamentó Nadal, que sin embargo destacó que jugó “con la actitud e intensidad correctas y dejando todo en la pista. He ido a remolque todo el rato y, al final, el partido se ha decidido por unos pocos puntos que él ha jugado mejor. Muller estuvo muy consistente con el saque en todo el quinto set”. “Estoy triste, pero la vida sigue. Ahora a descansar y a trabajar para el siguiente objetivo”, concluyó.

Gilles Muller se medirá en cuartos de final a Marin Cilic, otro prototipo de jugador de hierba, que liquidó a Roberto Bautista por un triple 6-2. El croata llega a cuartos por tercer año consecutivo.

Fue un buen día para los especialistas en el saque ya que también avanzaron Milos Raonic, que dejó fuera a Alexander Zverev también en cinco sets (4-6, 7-5, 4-6, 7-5 y 6-1), y Sam Querrey, que hizo lo propio ante Kevin Anderson: 5-7, 7-6, 6-3, 6-7 y 6-3. El canadiense se medirá mañana a Roger Federer, que sigue cumpliendo días en su oficina de Wimbledon sin que nadie le inquiete demasiado. Ayer, Grigor Dimitrov lo puso fácil: 6-4, 6-2 y 6-4. Por su parte, el estadounidense se enfrentará a Andy Murray, que también derrotó en tres sets a Benoit Paire por 7-6, 6-4 y 6-4.

Por último, Tomas Berdych frenó los ímpetus de Dominik Thiem: 6-3, 6-7, 6-3, 3-6 y 6-3. El checo espera al ganador del Djokovic-Mannarino, que tenían que haber jugado ayer después de Nadal, pero les mandaron para casa porque se había hecho tarde. La decisión causó polémica por el perjuicio que supone para los dos implicados jugar hoy, pero el All England Club explicó que trasladar el partido a la pista central habría ocasionado un problema de seguridad. - R. Calvo