Bilbao - El Gran Premio de Alemania era un crucial termómetro para evaluar el estado de Marc Márquez y su Honda. Acuciado por la necesidad en el campeonato, además aterrizaba el catalán en un escenario que le había visto ganar de forma consecutiva los últimos siete años. De hecho, de no haber vencido ayer, por octava vez seguida, hubiera sido la primera ocasión desde que diera el salto a la categoría reina en 2013 que a estas alturas de la temporada, tocado el ecuador del Mundial, no sumaba dos victorias. Para más inri, Honda llevaba coronándose en el país germano desde 2010. Por todo ello, el circuito de Sachsenring, jardín de Márquez y Honda, medía al catalán y su máquina. Victoria o caos. Y Marc Márquez, lejos del estado febril, no defraudó a la rutina.
Márquez ha venido siendo hasta la fecha el piloto más necesitado del variado elenco que esta campaña oposita a la corona de MotoGP. Es el vigente campeón y, como tal, no estaba cumpliendo con su condición de piloto a batir principalmente porque hasta la fecha no había llegado a ser líder del campeonato; las últimas cinco carreras fueron discretas o se vio atenazado por la represión, por verse obligado a sumar puntos; su prisma es de catalejo de larga distancia, piensa el términos globales, en el título, lo cual habla bien de su reconversión como piloto; la visceralidad que atesora, cuando uno se siente incómodo sobre su moto, hay que exiliarla; Márquez, camaleónico, lo ha hecho. Y le va bien. Es el nuevo jerarca de la máxima categoría. El suyo es trabajo de hormiguita, poquito a poquito, lento pero seguro. Ayer se cobró los réditos de su remozada mentalidad.
Además, como adalid de Honda, es en quien recae la responsabilidad de dar sentido al proyecto de la más laureada marca japonesa. Pero Márquez, que elevó el listón sobre su talento en el curso de su debut en MotoGP -con título incluido- hasta cotas insospechadas, también estaba obligado a reaccionar para echar freno a las poderosas irrupciones de Maverick Viñales o Andrea Dovizioso, tipos que este año han venido acaparando parte de la cuota de protagonismo del piloto de Cervera. Asimismo, Márquez tiene un compromiso con su genética, ganadora desde la cuna. El cerco de la responsabilidad, por tanto, se ha ido cerrando para Márquez hasta llegar a Alemania, donde dar el do de pecho era fervorosa necesidad para afrontar con esperanzas la segunda mitad del campeonato. El crédito ya lo tiene.
De todos modos, andaba mosca Márquez, que veía cómo Yamaha satisfacía la demanda de Valentino Rossi, para quien fabricaba un nuevo bastidor a fin de facilitar la conducción; la Ducati, por su parte, es evidente que ha evolucionado en cuanto a potencial, de ahí que Dovizioso aterrizase en suelo alemán como líder del campeonato y Petrucci, hasta 2017 piloto figurante, se cobre podios. Pero ayer Honda casó con la tradición gracias a las manos de Márquez, invulnerable muy a pesar de Jonas Folger, el piloto sorpresa ayer, el único capaz de amenazar al distinguido catalán. El warm up fue voz de alerta, porque Folger ya entonces fue el más rápido.
Márquez contra Folger Se disparó el Gran Premio de Alemania, novena cita del calendario, con Márquez haciendo gala de su estatus de poleman. Encabezó las primeras cinco vueltas, llevándose consigo a Pedrosa y Folger. Pero fue el alemán quien continuó estableciendo la criba. Folgas tomó el relevo. Agotadas cinco vueltas, pasó al frente el germano, que nunca se había visto liderando una prueba de MotoGP. Su imprevisible ritmo eliminó a Pedrosa, que se quedó anclado en tierra de nadie, rodando en un tercer lugar que no recibiría más visitas. Detrás, Lorenzo, que llegó a ser tercero, volvía a ser gaseosa, espumosa hasta perder fuerza al contacto con el aire. Liquidó undécimo el mallorquín, que prosigue con su calvario.
Así, fugado el dueto Folger-Márquez, con Pedrosa cual oasis en medio del desierto, llegaba el grupo de Rossi, trepador desde la novena plaza hasta la cuarta. El italiano, sin mayores opciones que ser cuarto, ahí se sostuvo hasta que llegó desde la undécima pintura un arrollador Viñales, sobre quien se albergarán las dudas de si tenía ritmo para haber disputado el triunfo de no haber tenido que remontar. Desde luego, salir tan retrasado en Assen le condicionó para acabar por los suelos, pero ayer supo sumar, y está a 5 puntos del liderato de Márquez.
Respecto al debate por la gloria, Folger aguantó el pulso con Márquez hasta que el catalán, a tres vueltas del final, imprimió una dosis extra de velocidad. Así enterró las ilusiones, no tan descabelladas, del piloto espoleado por el localismo, que firmó su primer podio en MotoGP. Para Márquez significó su segunda victoria del curso y, más trascendente aún, adoptar el liderato que no había ocupado en 2017 hasta ayer, beneficiado por la diversidad de ganadores en estas nueve primeras pruebas, con cinco pilotos diferentes (Viñales, Pedrosa, Rossi, Dovizioso y el propio Marc), y la alternancia en la cima del Mundial, con el cuarto líder distinto que es él tras Viñales, Rossi y Dovi. Ahora, con cuatro pilotos en un paño de 10 puntos, hay competencia para la segunda mitad del campeonato de MotoGP.
1. Marc Márquez (Honda) 40:59,525
2. Jonas Folger (Yamaha) a 3,310
3. Dani Pedrosa (Honda) a 11,546
4. Maverick Viñales (Yamaha) a 14,253
5. Valentino Rossi (Yamaha) a 14,980
1. Marc Márquez (ESP) 129 puntos
2. Maverick Viñales (ESP) 124
3. Andrea Dovizioso (ITA) 123
4. Valentino Rossi (ITA) 119
5. Dani Pedrosa (ESP) 103
1. Franco Morbidelli (Kalex) 41:05,137
2. Miguel Oliveira (KTM) a 0,066
3. Francesco Bagnaia (Kalex) a 0,574
1. Franco Morbidelli (ITA) 173 puntos
2. Thomas Luthi (SUI) 136
3. Miguel Oliveira (POR) 114
1. Joan Mir (Honda) 39:34,775
2. Romano Fenati (Honda) a 0,121
3. Marcos Ramírez (KTM) a 0,218
1. Joan Mir (ESP) 165 puntos
2. Romano Fenati (ITA) 128
3. Arón Canet (ESP) 110