Conor McGregor, conversor de segundos en oro
El luchador irlandés apodado ‘The Notorius’, fenómeno mediático global y máximo exponente de la UFC, organización con mayor crecimiento mundial en el deporte, es el deportista que más cobra por segundo
LA Ultimate Fighting Championship (UFC) es la mayor empresa de artes marciales mixtas del mundo; en la actualidad, se trata de la organización con mayor crecimiento a nivel mundial en el ámbito del deporte. En 1993 en Denver, Colorado, se celebró el primer evento de este nuevo orden de peleas que, desde su origen, ha buscado congregar bajo sus dominios a los mejores peleadores de cada disciplina, recogiendo estilos como el boxeo, el sambo, el jiu-jitsu, el muay thai, la lucha, el kárate, el judo, entre otros. Esta mezcolanza ha concebido nuevas maneras de pelear, nuevos estilos basados en retazos de las distintas disciplinas de combate. En este escenario que es la UFC, que crece de manera desorbitada, la gran sensación del momento es el irlandés Conor McGregor (14-VII-1987, Dublín).
La clave del éxito de la UFC es que ha conseguido reunir a todos los amantes de cada disciplina, por lo que cuenta con una gran público que hace posible que las peleas sean mediáticas y estén dotadas de grandes bolsas económicas, lo cual por otra parte es un atractivo para luchadores que en sus ámbitos clásicos no generaban tales cantidades monetarias. Por eso la UFC es un gran reclamo, tanto para espectadores como para peleadores. Esto y su personalidad y carisma han permitido que Conor McGregor, de profesión fontanero, sea el segundo deportista que más dinero gana por segundo, solamente superado por el boxeador hoy por hoy retirado Floyd Mayweather. El irlandés, The Notorius, que le llaman, genera 31.886 dólares por cada segundo que permanece en el octágono, que es el escenario en el que se pelea en la UFC en lugar del habitual cuadrilátero. Y en total, como integrante de la UFC, lo ha pisado en 424 segundos, lo que le ha supuesto 13,5 millones de dólares de réditos (cifra de 2016, por eso le supera el ya jubilado Mayweather, y que sigue creciendo). En esta relación de dólares por segundo de actividad, Cristiano Ronaldo (el deportista que más dinero gana al año en la actualidad) ocupa el cuarto escalón, con 180 dólares, y Usain Bolt es quinto con 94 dólares. O sea, McGregor, mientras pisa el ring, sin contar horas de dedicación a los entrenamientos, es el deportista que más cobra por segundo.
Este ranking lo ha realizado la prestigiosa publicación Forbes, que mide las mayores riquezas del mundo. Forbes explica que, entre clasificación y clasificación que realiza, en el caso de McGregor participó en dos de las peleas que más ganancias han reportado a la UFC. En una de ellas, por ejemplo, McGregor protagonizó un combate que llevaba buscando desde dos años atrás. Quería medirse a José Aldo. Ya sobre el octágono, The Notorius noqueó a Aldo en la lucha por el campeonato del peso pluma de la UFC en los primeros trece segundos de un combate -K.O. más rápido de la historia de la UFC con un título en juego- que reportó 1,2 millones de dólares a la UFC a través del pago por visión (PPV). “Estuvimos promoviendo esta pelea durante casi dos años y luego vencí en trece segundos. Para mí es difícil emocionarme por esa pelea”, expresó tras el pleito. Para este ranking, McGregor ha contabilizado tres peleas, que son las que suman los 424 segundos.
McGregor, con un alzado de 1,75 metros y alrededor de setenta kilos de peso, es el producto más oneroso que vende la UFC. Lo es por sus dotes para la pelea, pero también por su trash-talking, su discurso provocador, insultante e intimidatorio, que otorga una repercusión mediática insólita. Es un tipo que tras ganar un combate se dirige así al público: “¡Sorpresa, sorpresa, hijos de... El rey ha vuelto!”. Es chulesco, arrogante, un bocazas, pero coherente, porque no se esconde ante cualquier reto. De hecho, su voluntad de erigirse en el más prestigioso peleador de todos los tiempos le obliga a aceptar cualquier batalla, y lo hace. No en vano, para poder abarcar todos los retos que se le presentan, ha peleado en los pesos pluma, ligero y wélter en la UFC, y en todos ellos se ha proclamado campeón. De hecho, es el único miembro de la UFC que ha tenido dos títulos a la vez de diferentes categorías. “A mí lo único que me interesa es vestir bien y patear el culo de mis rivales. Lo primero ya lo estoy haciendo y lo segundo ya lo veréis”, dice.
La expectación que genera McGregor hace que el irlandés sea el más rentable de los luchadores que tiene en nómina la UFC. “Ahora todos ganan más y yo he ayudado a que eso sea posible”, subraya. Su rostro es el principal impulsor de las peleas de la UFC, es el gran reclamo. Esto contrasta por otra parte con los resultados deportivos. McGregor no es el autor de los mejores números en la actualidad de la UFC. Desde que ingresara en 2013 en esta organización, ha computado diez combates: nueve victorias -siete por K.O.- y una derrota, ante Nate Diaz por sumisión, de quien se vengaría más adelante. Si bien, en su carrera en las artes marciales mixtas presenta 21 victorias y tres derrotas.
El ruso Khabib, The Eagle, Nurmagomedov, por ejemplo, presenta ocho triunfos en ocho combates en la UFC y un récord de 24 peleas contadas por victoria en términos globales. En cuanto a números es más exitoso que McGregor, pero el ruso es de poco verso. The Notorius, por algo su apodo, se vende mejor. Alimenta sus combates con habladuría, engorda la expectación y esto revierte en mayores ganancias. En lo que colabora en el hecho de que la UFC está próxima a desbancar al boxeo como deporte que más dinero genera en Estados Unidos en el sistema de pago por visión.
AYUDAS PARA COMER Los inicios de McGregor, algo que nutre su leyenda, son humildes. Comenzó tardío en las peleas, la primera con 20 años. La decisión de dedicarse íntegramente a la lucha le obligó a dejar el trabajo, al cual se tuvo que agarrar prematuramente abandonando los estudios por necesidades económicas familiares. Se desempeñaba, al igual que su padre, en el gremio de la fontanería. Aparcó su oficio y se centró en las Artes Marciales Mixtas (MMA por sus siglas en inglés). Pero, falto de remuneración, se vio obligado a solicitar ayudas económicas. Le fueron concedidos bonos de asistencia alimentaria equivalentes a 188 euros semanales. “No tenía empleo porque pasaba todo mi tiempo en el gimnasio”, recuerda.
Además, McGregor era futbolero, fanático del Manchester United. Su camino anduvo cerca del profesionalismo, pues con 22 años jugó para el Yellowstone, actualmente denominado Stanaway Celtic. Goleador, era la estrella del vestuario. Si bien, necesitaba una mayor dedicación al MMA, por lo que se focalizó en exclusividad desde el 2011.
Cabe decir que la pasión de McGregor por las artes marciales, ¡quién lo diría!, se debe al acoso escolar sufrido. A los 16 años se interesó por el arte de la lucha como remedio para enfrentar al abuso. En la forja del campeón, se coronó en el boxeo amateur. Pero además de en el noble arte, se formó en kárate, kickboxing, capoeira y obtuvo el cinturón marrón de jiu-jitsu y el cinturón negro segundo dan de taekwondo. Es su repertorio, el manual de estilo a través del que saca adelante sus combates. Sin embargo, aunque sorprendía con sus dotes, hubo que convencerle para que no se descarrilase. Le faltaba constancia en los entrenamientos, en la preparación. Cuando adoptó la persistencia, su escalada cobró vertiginosidad. Al dar el salto a la UFC en 2013, llegaba con doce victorias y dos derrotas en MMA. En su primer combate doblegó a Marcus Brimage por la vía del cloroformo en solo un minuto. Se embolsó 60.000 por ser la actuación de la noche. Una estrella comenzaba a brillar hasta lo que es hoy, una supernova. La cadena ESPN ha cifrado el total de sus ganancias en 100 millones de dólares. Respecto a la UFC, los hermanos Frank y Lorenzo Fertitta adquirieron una empresa que costó 2 millones de dólares y la han vendido al grupo WME-IMG por 4.000 millones de dólares, superando, por ejemplo, el valor de equipos como el Real Madrid o el Barcelona, cifrados en 3.650 millones de dólares y 3.550 millones, respectivamente.
LA PELEA DE LAS PELEAS Con esta proyección, a McGregor le llueven las propuestas. Las bolsas económicas de sus combates se han disparado. También la especulación. De hecho, McGregor sacará del retiro a Mayweather, el boxeador invicto ganador de 49 combates. “No quiero más excusas, peleemos en junio”, le espetó el púgil estadounidense al irlandés, a quien solicita pelear. Money Mayweather se ha llevado cinco de las diez mayores bolsas de la historia, la mayor contra Manny Pacquiao, de unos 180 millones de dólares. De hecho, se calcula que ha podido ganar 765 millones de dólares en su carrera -séptimo deportista que más ha generado en los anales-. Pero derrochador, gasta unos 75 millones al año. Esa dilapidación de su fortuna puede devolverle más pronto que tarde a los rings. Y ese retorno será para medirse precisamente a McGregor. Cierto es que se antoja complicado alcanzar un acuerdo, porque no será sencillo pactar el reparto de la bolsa económica ni las normas del combate. Aunque todo apunta a que podría tratarse de la pelea con más cifras y expectación que se ha celebrado. Sería la pelea de las peleas.
En cuestiones personales, McGregor comparte vida con su novia de toda la vida, Dee Devlin, quien trabaja para él, gestiona sus finanzas. Además, el irlandés viaja a todas partes con un gorro que era propiedad de su abuelo. No obstante, no es supersticioso. De hecho considera que esa cualidad es “una forma de miedo”. Otras de sus pasiones son los relojes y los trajes de alta costura -encarga cerca de diez antes de cada combate, con un coste total de unos 100.000 dólares-, además de los coches Rolls Royce, marca que le patrocina. “Con los gimnasios, los coches, los transportes, vuelos, alojamientos, estimo que hablamos de unos 300.000 dólares por pelea. El gasto es enorme, pero lo que hago también es grande. Teniendo en perspectiva toda la situación, es un gasto pequeño”, explica. Caprichos que puede permitirse porque es el Rey Midas del deporte, el conversor de segundos en oro.
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