YI Wei es un joven ajedrecista chino del que se dicen muchas cosas. Que está predestinado a sentarse en el trono del ajedrez. Que exhibe sobre el tablero una técnica excelente. Que compite en frialdad con el mismo hielo... Pero también se dice que es raro. No en carácter, sino ante los 64 escaques. Porque un jugador de 17 años compita con la misma paciencia y serenidad que el mismísimo Viswanathan Anand, excampeón del mundo que ha entrado en la cuarentena, no es algo habitual. Pero es que Yi Wei no es alguien normal. Es el juvenil más brillante que ha visto el mundo del ajedrez desde Magnus Carlsen. Y el noruego, ahora, consigue con autoridad todos los títulos posibles. Así que la comunidad china, y básicamente buena parte de los aficionados a este deporte, le han otorgado a Wei la batuta del ajedrez del futuro. Porque no solo es el candidato que más ilusión genera para los próximo años, sino que los entendidos le colocan en lo más alto: como firme sucesor de un Carlsen que parece haberse apropiado -por méritos propios, claro- del trono mundial.

A pesar de ello, el joven chino no echa las campanas al vuelo. No se confía porque sabe que todavía no ha conseguido nada. Y que falta mucho para que lo haga. “Trabajo para ser el mejor, por supuesto, pero sé que todavía puedo mejorar muchísimo. Carlsen es el mejor del mundo y todavía estoy muy lejos de él”, explica Wei a DEIA. Y es que la frialdad que el ajedrecista emite sobre el tablero se transforma en timidez lejos de él. Entonces, lo único que exhibe es modestia. Por ello, cuando se le tacha de prodigio y de ser el único que puede sorprender al noruego en la Final de Maestros que se disputa hasta el próximo sábado en Bilbao, Wei tan solo acierta a agachar la cabeza: “Esta es mi primera vez en un torneo con tanto nivel, con jugadores tan fuertes, así que no pienso en ganar. Me parece imposible. Tan solo aspiro a hacer tablas en mis partidas, solo pienso en no perder mis enfrentamientos”.

tablas ante carlsen Y, precisamente, tablas es lo que ayer consiguió Wei ante su ídolo, Carlsen. El joven chino no se cansa de repetir que su ejemplo a seguir es el actual número uno. Lo admira. Lo venera. Es su gran favorito para llevarse primero la txapela de la Final de Maestros y, después, el título mundial que se disputará el próximo noviembre en Nueva York. Por ello, Wei no ocultaba su satisfacción por el empate cosechado ante Carlsen, y encima defendiendo negras. El prodigio juvenil masticó cada variante, cada jugada, llevó el tiempo al límite para poder sumar un punto ante su referencia. “Estoy satisfecho, ha sido una partida muy dura, pero he conseguido defender negras durante más de cuatro horas contra el campeón del mundo. Puse mucho cuidado en cada una de las jugadas que hice”, admitió tras la partida.

Así, con un bagaje ante Carlsen de dos tablas -la cosechada ayer y la que obtuvo en Holanda el pasado mes de enero- y una derrota, registrada en la primera vuelta de esta Final de Maestros, Wei reconoce que todavía le queda mucho camino por recorrer antes de poder aspirar a lo que parece estar destinado: competir con el noruego por ser el número uno del ajedrez. Con este resultado, Carlsen continúa al frente de la clasificación general por la txapela de la Final de Maestros, mientras que Wei se mantiene en la tercera posición.