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Sábado de resurrección

Andoni Gago gana por K.O. en el quinto asalto al marroquí Karmoun, que le tiró a la lona en el primero Asier Molero recibió una cuenta en el primer asalto, pero se impuso al impresionante Caicedo

Sábado de resurrecciónI.M.

Bilbao - Seis asaltos engloban un cosmos, con sus estrellas, sus agujeros negros, con sus fulgores y sus silencios, con sus cielos y sus infiernos. El sábado por la noche, Andoni Gago se vistió el buzo de astronauta en La Casilla y partió hacia el vacío, con la mirada clavada en su rival, el marroquí Alae Karmoun, un zurdo rápido y acorchado, y consiguió llegar al limbo de los vencedores, refugio de jasones y teseos, nebulosa donde descansan las temibles amazonas, un lugar que solo admite a aquellos que nunca pierden la fe en sí mismos.

Pero antes de llegar, Gago tuvo que resucitar, porque al filo de la campana del primer asalto un zurdazo invisible del pupilo de MaravillaBox le dejó flotando en medio de la nada. El de Otxarkoaga cayó a la lona como caen los niños cuando les empujan, pero se incorporó y pudo alcanzar la esquina, donde tuvo tiempo de reprogramarse. El justo. El segundo asalto fue la prueba de fuego y el machito seguía sin quemarse del todo. A partir del tercero, mandó en el centro del ring, tratando de tú a tú al marroquí, que empezaba a sentir el rodillo de su adversario. Empujones, series fulgurantes, codazos? De todo hubo bajo la luz de los focos.

En el quinto asalto, cuando los cuerpos de ambos contendientes se encogían como esponjas, presas del agotamiento y la tensión, Gago alcanzó el mentón de su rival, que tembló como tiemblan los flanes cuando los zarandean. Escondido en su concha, comiéndose su propia guardia, el marroquí aguantó el último chaparrón de golpes, antes de que el árbitro principal parara la pelea. A partir de ahí explotaron las gradas. Júbilo y lágrimas entre los familiares y amigos de Gago y caras largas en la esquina de Karmoun, que se batió hasta el final como un verraco herido. MaravillaBox protestó la decisión del juez, alegando que hubo codazo del de Otxarkoaga, pero la victoria fue justa y sufrida, al margen de los golpes ilegales. Es verdad, Gago no es un pegador nato, pero acaba pegándote, y esa es una lección que aún no han aprendido sus rivales.

RESURRECCIÓN La de Andoni Gago fue la segunda resurrección de la noche. La primera tuvo lugar minutos antes, en el combate que enfrentaba al gasteiztarra Asier Molero con el ecuatoriano Carlos Caicedo, en los pesos crucero (81-91 kilos). Molero cayó en el primer asalto, desbordado por el chaparrón de golpes de su rival, pero la cuenta despertó al pupilo de Zelaia, que de forma inusitada resistió hasta el final. Molero fue creciendo ante el monumental Caicedo a base de ganchos y crochets cortos, en esa distancia en la que los cuerpos se huelen y se muerden, y el ecuatoriano se fue apagando como una cerilla. La decisión unánime de los jueces se decantó a favor de Molero, que demostró que aún no se ha inventado el mazo que pueda tumbarle.

El tercer combate profesional de la velada boxística de Bilbao tampoco decepcionó a los asistentes al pabellón de La Casilla. En el mismo, Denis Sukhanov doblegó al veterano Sergio Abad. El primero se mostró combativo y lanzó toda clase de manos sin dejar de moverse en todo momento; el segundo, valiente y frío, demostró que sus puños aún están en forma.

La noche cerró el telón también con victorias de Ugaitz Cascales, Jon Fernández, Miguel Gabarri e Ibon Larrinaga (boxeo amateur), así como con sendos triunfos protagonizados por Iker Cid (grappling), Haritz López de Lacalle (K1), Aratz Garmendia y Axel Cintero (MMA profesional).- I. M.