bilbao - Los Juegos Olímpicos necesitan héroes y hoy puede ser el día en que Rusia se vuelva a postrar a los pies de un antiguo ídolo. Evgeni Plushenko, el patinador que otrora coleccionase títulos en todos los grandes torneos del patinaje artístico, ha regresado para intentar ser profeta en su tierra. No es la primera vez que el ruso vuelve a primer plano para estar entre los mejores, pero a sus 31 años con un reguero de lesiones castigando su cuerpo, puede que ya no sea capaz de colarse en el podio.
Esta tarde arranca el programa corto masculino y todo el mundo se pregunta dónde está Plushenko. En los últimos días ha dado plantón en los entrenamientos oficiales y en el sorteo del orden de salida, lo que ha disparado la rumorología. No se descarta que Plushenko renuncie a la competición y deje su plaza a otro compatriota, pero lo que todo el mundo sospecha es que se encuentra fuera de Sochi, lejos de la presión de los Juegos y recuperándose del exceso que supuso para su andamiaje su concurso en la competición por equipos, esa que sirvió para que Rusia ganase el oro, el cuarto metal que cosecha él en los Juegos Olímpicos.
un niño prodigio Plushenko se puso los patines por primera vez a los 4 años y cuando sorprendió a todos con su don fue enviado a San Petersburgo para entrenar con Aleksei Mishin, una leyenda del patinaje. Bajo su tutela su talento se desbordó y comenzó a ganar competiciones. Otro adolescente, Aleksei Yagudin, entrenaba entonces también bajo la protección de Mishin, y pronto fue evidente que estaban destinados a ser encarnizados rivales.
El primer gran pulso entre ambos se dio en los Juegos Olímpicos de Salt Lake City en 2002. Una caída de Plushenko en el programa corto le condenó a la plata. Poco después Plushenko se retiró y Evgeni no tuvo mayor problema para disparar su palmarés y convertirse en uno de los grandes patinadores de la historia: diez campeonatos de Rusia, siete campeonatos de Europa, tres campeonatos del Mundo, cuatro veces vencedor del Grand Prix y tres medallas olímpicas (cuatro con la del pasado domingo). Por ganar, incluso ganó Eurovisión en 2008, cuando acompañó bailando sobre el hielo al cantante Dima Bilan.
Pero en 2006 Plushenko decidió tomarse un descanso y dejar la competición. A partir de entonces se dedicó a patinar en exhibiciones, poniendo en escena vestuarios y caracterizaciones imposibles. Incluso se permitió meterse en política, llegando a formar parte de la Asamblea Legislativa de San Petersburgo con el partido Rusia Justa.
A Plushenko se le encogió el corazón al ver a Rusia lejos de los mejores en patinaje y decidió volver a la competición. El país aplaudió la medida, sobre todo con los Juegos de Sochi en el horizonte. Desde entonces el patinador a alternado importantes títulos con lesiones de rodilla y espalda que han mermado su rendimiento. Hoy pondrá a prueba al español Javier Fernández, al japonés Yuzuru Hanyu y al canadiense Chan. Tiene pocas opciones de medalla, pero nunca hay que subestimar al zar.