El Tour busca el equilibrio
La edición de 2014 llega con cinco finales en alto, solo una contrarreloj y una etapa con pavés
bilbao. El Tour de Francia de 2014 se ha diseñado con una balanza. La voluntad de los organizadores ha sido crear una carrera que diese las mismas opciones de triunfo a los escaladores que a los especialistas en la lucha contra el cronómetro. "El recorrido no se hace contra nadie", señaló ayer el director general de la ronda gala, Christian Prudhomme, en la presentación de la edición de 2014; "existe una voluntad de reequilibrar la competición".
Para conseguirlo, el próximo verano el pelotón se asomará a la edición del Tour con menos kilómetros de contrarreloj de la historia. Solo una etapa será de esta modalidad, la penúltima. Justo antes de llegar a los Campos Elíseos, los contrarrelojistas podrán hacer valer su talento en una etapa de 56 kilómetros. Solo será una bala para hombres como Froome, el vigente campeón, pero una contrarreloj tan larga puede servir para crear grandes brechas respecto a sus adversarios. "La carrera va a estar ajustada hasta el último día y la contrarreloj será una buena forma de acabar", confesaba el propio Chris Froome, "yo estoy muy contento de que hayan puesto esa contrarreloj tan larga".
Sus rivales, hombres como Alberto Contador o Nairo Quintana, tendrán que intentar acumular ventaja antes de esa etapa. Para ello se encontrarán, como siempre, los Alpes y los Pirineos, pero esta vez el recorrido presenta una dificultad novedosa: el macizo de Los Vosgos. El director de la prueba señalaba que "a partir de ahora el Tour cuenta con tres grandes macizos. Los Vosgos son tan decisivos como los Alpes o los Pirineos".
Por ser novedoso, este Tour lo será desde su primer kilómetro. Las tres primeras etapas de la carrera gala discurrirán por suelo inglés, algo que agradecerán los dos últimos vencedores del Tour, Chris Froome y Bradley Wiggins. En la quinta jornada el pelotón sufrirá con otro ingrediente: el pavés. El Tour ha decidido incluir un elemento que ha hecho míticas a clásicas como la París-Roubaix y no ha dudado en utilizar nueve tramos de la misma que suman un total de 15 kilómetros con adoquines. "No estamos acostumbrados en el Tour a tener adoquines, vamos a tener que prepararnos para ello de forma específica", decía ayer Froome, "puedo decir que no es mi terreno predilecto y va a ser un desafío". Por lo menos, el campeón se lo tomó con humor: "A lo mejor ponen a un mecánico cada cien metros con una rueda de repuesto".