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SESTAO, 10 de octubre de 2010. Kerman Lejarraga, un muchacho gacho y blanco como la sal de roca, salta al tetrágono azuzado por las ansias de conocer sus límites y arropado por las loas de su entrenador, Txutxi del Valle. Erlantz Alonso le espera y juntos protagonizan un combate sin historia. Pelea nula. Al marrazo de Morga no le habían crecido aún los dientes. "Se veía que era brutote, que tenía coraje; pegaba duro pero estaba perdido en el ring", recuerda ahora su entrenador. Han pasado dos años y medio y aquel alevín se ha convertido en un tiburón blanco. Este sábado debuta como profesional en La Casilla y los expertos alaban sus dotes, aunque él mismo es consciente de que le queda trecho por recorrer. "Aún no he hecho nada", apunta el de Morga.

Y en cierta medida, es verdad. Campeón de Bizkaia, de Euskadi, ganador del II All Star y revelación en el Torneo Futuros Campeones de MarcaTV. Exiguo bagaje para afrontar un viaje extremo, pero los expertos coinciden en que Lejarraga está tallado en granito y le colocan en cotas más altas. "Todo depende de él", aventura Pedro Mari Goikoetxea. El director del veterano programa de EiTB Boxeo izarrak destaca "la afición que tiene Kerman, muy necesaria en este deporte, y su disposición para el entrenamiento". "Además, -prosigue Goikoetxea-, trata de aprender de otros boxeadores que saben más que él y su modo de pelear es muy agresivo".

Otro de los aspectos que destaca el periodista es que Lejarraga "tiene claro que, además de la cara, hay que atacar también la zona de la cintura para conseguir lo que uno quiere". Goikoetxea incide también en las cualidades que tiene que afinar el marrazo de Morga: "Es un boxeador que siempre tira para adelante, a veces de forma no muy controlada, y sigue recibiendo demasiados golpes que podrían evitarse". "De todos modos -apunta el experto-, no es fácil predecir su futuro. Si estuviera en Alemania, por ejemplo, tendría más oportunidades a la hora de entrenar con sparrings de mucho nivel y boxearía en casa, protegido por los suyos. Por desgracia aquí los medios son más modestos y así es más difícil ganar cinturones".

Jaime Ugarte, periodista y gran gurú de la disciplina, también ha visto pelear a Kerman, que se prodigó en el Torneo Futuros Campeones: "Ya había oído hablar de él y me llevé una enorme alegría cuando mi amigo Oskar Guzmán lo seleccionó para el Torneo, así que me fui a verlo a Loeches en su primera eliminatoria. Allí vi que era un chaval majísimo y muy seguro de sí mismo, algo clave para triunfar en el boxeo". Ugarte advierte que el vizcaino "tiene solvencia encima del ring y transmite muy buenas sensaciones, además de una actitud muy deportiva, lo que le ha granjeado el respeto de aficiones tan entendidas como la madrileña o la canaria". Además, Ugarte guarda algún que otro consejo para el marrazo: "Que nadie le gane por no entrenar con la máxima dedicación... Eso y paciencia a sus manejadores, que sin duda lo van a cuidar. Yo, en la distancia, solo le digo... Aurrera Kerman!".

Emilio Marquiegui, otro experto en esto de las 16 cuerdas, coincide con las apreciaciones de su colega de profesión: "Es un púgil con potencial y puede tener futuro. Es un luchador valiente, corajudo, pero no exento de técnica. De todos modos, habrá que ver su evolución en el campo profesional para averiguar dónde está su límite".

la roca Para el gerente del Club Deportivo de Bilbao, Javier Los Arcos Imaz, "el nombre de Lejarraga planea ya por los mentideros del mundo del boxeo. Es un joven cuyos brazos parecen rocas, son impresionantes. Es un buen pegador y encaja bien. Además, se sacrifica entrenando y es un noqueador. Si mantiene esta tendencia puede dar mucho que hablar".

Carlos San José, presidente de la Federación Vizcaina, destaca también otros aspectos del de Morga: "Es una persona noble dentro y fuera del ring y tiene talento como futuro campeón de boxeo vasco en su peso, siempre, eso sí, que siga como hasta ahora". San José apunta a que es un púgil que "lleva las peleas de menos a más", aunque reconoce también que "debe comerse menos manos y sacar las suyas con más precisión".

En la misma línea opina Pedro Revilla, juez internacional: "Es un peste que no te deja pensar en el ring, pero a veces a él mismo se le olvida boxear e intercambia golpes ciegos. Si tiene cuidado con eso puede dar muchos sustos".

En poco más de dos años el vizcaino se ha ganado una reputación en los reñideros del Norte, gracias, sobre todo, a su entrega, a su coraje. Un boxeador sin corazón es como un perro sin dientes, un simple resorte, y el corazón de Kerman repica como una conga.