bilbao. "Contenido elevado en cafeína". Es el rótulo que reza de obligada aparición en las latas de la bebida energética Red Bull con origen tailandés, la cual, en Francia, por ejemplo, está prohibida su venta. Sin embargo, la cafeína es la sustancia psicoactiva más consumida en el mundo. Un estimulante que realza el poder de atención, que lo prolonga aparcando en la cuneta la somnolencia. Y el equipo de la marca que "da alas" va borracho de su propio brebaje. Ahogado en la marmita. No hay manera de encontrar despiste.
La consolación de pisar Mónaco con la esperanza de que allí serían menos agudos los Red Bull, de que sus ventajas se verían mermadas por las características del ratonero trazado, quedó en eso, en optimismo gratuito y globalizado. 21 poles en las últimas 25 carreras no da el mínimo atisbo de relajación; Sebastian Vettel suma cinco de seis posibles esta temporada. La de la mota, para más inri, fue para su compañero Mark Webber. La historia se repite: Red Bull es una apisonadora. También pinta igual para Fernando Alonso, que largará cuarto en el Gran Premio de Mónaco, como hace una semana en Montmeló.
Se auguraba la revolución para Montecarlo. "Las diferencias serán menores", arrojaba irremediablemente positivo el asturiano, que en la primera jornada fue el más veloz. "Es un circuito en el que la aerodinámica cuenta menos. La media de velocidad es muy baja y, por tanto, nuestro coche no muestra las carencias que tiene en otro tipo de trazados", argumentaba Alonso, hoguera para el pasado. "Incluso podemos ser superiores", largaba disfrazado de paradigma de la osadía. Demasiado temprano para hablar, para tasar la también permanente evolución de Red Bull. Ayer el adalid de Ferrari agachó las orejas. "Aquí es imposible adelantar a nadie en la salida -olvídense de lo de Catalunya, vino a decir-. Si nos quedamos en la cuarta posición ya estaría bien -también aquí se acordaría de la anterior cita-". Una ciaboga al discurso previo. Regreso a la realidad de cada domingo de carreras. "Aún así, es la mejor calificación del año". Una losa de partida. Especialmente en el Principado. "Estamos contentos con el coche", apostillaba. ¿Cierto?
"Soy el único que puede competir con Vettel", lanzaba, retador, Lewis Hamilton. El alemán de Red Bull, guardián de sueños, le dibujó un siete. El inglés fue séptimo pero saldrá noveno tras ser sancionado por saltarse la variante. Peor le fue al mexicano Sergio Pérez. El de Sauber dio un gran susto tras un espectacular accidente sin mayores consecuencias que una conmoción cerebral.