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La revolución francesa

Efrén Vázquez alcanza su tercer podio ocho meses más tarde y Viñales firma el récord de precocidad

La revolución francesaFoto: ajo motorsport

BILBAO. Qué mejor lugar que Franciapara instalar una revolución, allídonde los soñadores, voluntariososlibrepensadores, dieron un vuelco aldevenir de la humanidad. Palabra apalabra, golpe a golpe, con fe y tenacidad,percutiendo, ampliaron lasfronteras de los derechos humanospara dejar en herencia un mundomejor. Una concatenación de circunstanciasque hicieron del paísgalo el mejor de los anfitriones parael recibimiento a una época de cambio.

Ayer, Efrén Vázquez, en LeMans, motor para el florecimiento deuna transición, se sacudió del pasadomás reciente. Una buena tunda.Porque ayer el de Rekalde se fajó desobresaliente. Hizo olvidar las penasde un 2011 que venía sumergido respectoa la línea de flotación de lasexpectativas y con el único flotador,modelo consuelo, de haber puntuadoen las tres primeras carrerasantes de visitar el circuito Bugatti,algo que nunca había conseguido eldeRekalde desde que reside en el jardíndel Mundial. Cuarta temporadaya para el bilbaino en el 125 y ayer,tercer podio. Los dos anteriores, elaño pasado, en Catar (2º) y en SanMarino (3º). El aprendiz ya ha superadoal maestro, Efrén ya es el pilotovasco con más podios del octavode litro en la historia del motociclismo,uno más que HerriTorrontegi, sumánager, que losfirmó en 193 y 194, y que tieneotros cuatro de 80 (1989),donde también firmó dos victorias.

Pero el galón para el bilbainono es la noticia más reseñablede la mejor jornada enocho meses, después de su últimopodio.Eso era cuestión de tiempo.Canas y paciencia. Lo más interesanteera encontrar lo antes posibleesos aires de cambio a los que sepresta este resultado. “Punto de inflexión”,lo tildaba Efrén recién vaciadode frustraciones. Rumbo a unanueva inercia, esa que le permitaaspirar asiduamente a los puestos dehonor, su estatus, su terreno de batalla.Ahora es algo real y no un suspiro.Y hacía falta que se instalasesemejante certificado. “Lo necesitábamos”,apostillaba. “Era una reválidaque hemos aprobado con nota”.

Buen chico. “Con humildad y perseveranciase puede conseguir todo loque uno anhela”. Sobrevolaba lamáxima de su mentor.

La manera, el modo de emprenderla ciaboga sentimental, además, fueespectacular. Una de esas actuacionesque levantan pasiones, que motivan a comprar gorras y camisetaspara visitar las gradas. De replay yreplay. Decía Torrontegi el sábadoque la clasificación en la pintura departida para un gran premio es algo“condicionante”, pero que “no marcauna carrera”. Y Efrén zarpabadesde la novena, sembrandounantojode remontada. Y si el condicionanteera poco, temprano se sumóuno más: el deRekalde ahogó su Derbiy desafinó en una de susmayoresvirtudes, las explosivas salidas.

Cedió dos plazas. “Quería salirdemasiadorápido”, lamentaba.Aunque elrevés resultó acicate.Efrén es fan de Isidoro, el gato dedibujos animados, el peluche que leregaló su abuelo, el felino que leacompaña en el dorso de su casco, essu mascota,unpersonaje activo, sigiloso,aferrado a la aventura y buscadorde diversión, como su dueño,ayer, adalid de una fogosidad acompasadapor el tino y la precisión.

Supo gestionar la “ansiedad” y no seprecipitó tomando decisiones. Fuepaso a paso. Adelantamiento, reflexión,adelantamiento, reflexión... Lajornada era una cita con el riesgo yaunque lo asumió, esquivó lasimprudencias, para, mediadas dosvueltas de las 24 programadas, escalarhasta la sexta posición. La balaroja era un ascensor.

Pero la meta del bilbaino, alpinistade altos sueños, eramayor y el tiempoapremiaba, pues ya se sabe que aNico Terol no se le puede dar margenen su empresa dominical deescapada solitaria. Así, Efrentxusiguió exigiendo a la Derbi, escuchándolacantar, sintiéndola danzar,vals agitado. Se canalizó en el rebufode Cortese, uno de sus grandesrivales en la categoría, y le dejó atrássin especulaciones.Había potencial. Buena sintonía.

Entonces, con todavía 20 vueltaspor delante, Efrén ya estaba inmersoen la lucha por el cajón. Aunquetambién en ese instante, se vieronemigradas las posibilidades devictoria; Terol y un increíble MaverickViñales viajan aliados a cuatrosegundos de diferencia, rompiendoel viento para el grupo.

Contodo, Efrén no descansó. Se colgóde la espalda de Héctor Faubel,tercero este, y aguardó pacientemente,desde la trinchera, pues eraconsciente de que el intento de cazara los dos primeros le podía desarbolarel andamiaje hacia su primerpodio del curso y lo que esmás, dejarlehuérfano de sensaciones. “Ahorael horizonte se presenta mucho másdespejado”, reconocía.

EFRÉN SE ASOMA AL PODIO “A diferenciadel sábado, he pilotado conmucha calma y esomeha ayudado aremontar después del fallo que hecometido en la salida”.Enesas andabadetrás de Faubel, un tipo duro, delos más combativos y curtido en milbatallas que, entre otras cosas, le hanmermado sus expectativas de campeóndel mundo, propiciándoledos caídas en las cuatroprimeras carreras delcampeonato. Unaprolongación de2010, donde se cayó hasta en 17 ocasiones en Moto2,“más de lo que me había caídojamás”.

En cabeza, Viñales y Terol fueronalternando el liderato, comoamigos.Amistades peligrosas. Pásame, sedecían con las manos o las botas.Uninsulto a la competitividad.La paciencia de Efrén se prolongóhasta que restaban seis vueltas.Entonces, asestó el golpe cuasidefinitivo,pues aún quedaría el tirónfinal, acertado, tan preciso como laexactitud. Adiós Faubel. Au revoirCortese, Folger, Zarco... “He sabidoestudiar a mis rivales y escaparmeen el momento justo. Sabíamos quenuestro ritmo era bueno y solo eracuestión de esperar el momento”. Elde Rekalde imprimió toda su energía,tomó enmanosus reservas y lasexprimió para garantizarse el tercerpeldaño, pues el desenlace se antojabamultitudinariamente disputado.

Nadie pudo afincarse en su estela.Y ante sí, la historia, que se sigueescribiendo. Nuevas páginas doradasen el motociclismo vasco. “Nosaporta una motivación extra y el créditonecesario para seguir nuestrocamino”, apostillaba Efrén.

Terol, a cuatro giros de ver la banderaajedrezada, emuló la fuga delbilbaino. Pretendió cercar la victoria.

Pero había un chaval de 16 años,campeón de España y de Europa,nada de tapado, bautizado en honoral protagonista de la película TopGun, llamado Maverick, que teníaalgo que contar a sus amigos deFigueres. Tenía que decirles que enla última curva desdibujó a Terol,que su triunfo le convierte en el españolmás joven en ganar una carrera,que desbancó al mismísimo Lorenzocon tal récord de precocidad quesobrevivía desde 2003. Vamos, querevolucionó el Mundial.