Bilbao
EL corredor del Txorierri, magna infraestructura, ha focalizado a Larrabetzu de tal manera que lo ha situado en el epicentro de la final del Interpueblos, que disputarán mañana Galdakao y Markina (10.45 horas, ETB-1). Larrabetzu, con su perfil bucólico de casas coquetas que irrumpen con suavidad en el cielo, acariciándolo en lugar de arañándolo, se ha acercado a todo de manera formidable. Para los galdakoztarras Larrabetzu es un asunto vecinal, un paisaje a apenas unos minutos en coche. De Markina queda algo más lejos, pero tampoco demasiado, 35 minutos. De alguna manera, los últimos tres años de la competición más bella, identitaria y sentimental, han sido un debate cercano, que ha respirado alrededor de Markina y Galdakao con la inquietante presencia de Zaratamo, otro pueblo floreciente.
En 2008 los markinarras se entronizaron en una final eterna, pura lija, ante los galdakoztarras en el frontón Amorebieta IV de Zornotza. Un año después la delegación de Galdakao en una reñidísima eliminatoria, -asuntos de reglamentación mediante- tumbó a la de Markina en semifinales para coronarse después en la final ante Zaratamo disputada en Abadiño. Mañana, Larrabetzu, recién pintada la pared izquierda para asomar pulcra ante su gran día, cierra el tercer capítulo de un pulso magnífico para ambos pueblos, que disfrutan de un trienio prodigioso, excepcional, difícilmente igualable porque deben coincidir varias generaciones -cadetes, juveniles y seniors- suficientemente vigorosas y en pleno vuelo porque con que una de ellas cojee ligeramente, el equipo se resiente extraordinariamente y se desequilibra sin solución de continuidad.
"Es complicado que se repita una situación similar y más sí cabe en dos pueblos a la vez. Tiene mucho mérito y por eso hay que aprovecharlo al máximo. Las dos escuelas están trabajando muy bien y los resultados están ahí", argumenta Xabier Urberuaga, técnico de Markina, un pueblo tejido en su biografía con el mimbre de la cesta y cuyo frontón, un templo de la xistera, se llama La Universidad. La mano siempre ha sido una modalidad menor, pero el empuje de la especialidad en los últimos años, su potenciación, ha emparejado el tonelaje de ambas disciplinas. "Tenemos entre 60 y 70 chavales. Para nosotros eso es un éxito porque estamos igualados con la cesta e incluso con el fútbol. No nos podemos quejar", describe Xabier Urberuaga, que encuentra en el escaparate de las finales del Interpueblos, un elemento de cohesión en el pueblo y un sobresaliente efecto tractor. "Para los pequeños ver que gente con la que están entrenando salen en la prensa o en la tele es muy importante. Les produce ilusión y es más fácil que se acerquen a la mano".
En Galdakao, otro solista del Interpueblos, -"esto va por rachas", asume Iñaki Ibergarai, su delegado- el imán corresponde a los pelotaris acunados en el frontón Kurtzea, el de la plaza, donde crecieron manistas como Oier Zearra o Karmelo Ariznabarreta, enraizados con el corazón en su localidad natal. "Los referentes son muy importantes porque es fundamental tener a alguien en el que fijarse", le gusta decir a Roberto García Ariño. "En 1990 llegamos a la final del Interpueblos. Entonces jugaba Karmelo Ariznabarreta, que retrasó su debut profesional para jugar la final, para defender a su pueblo. Perdimos en el último partido 22-21". Esa clase de gestos son los que dan la verdadera dimensión, su barniz mágico, al Interpueblos, una competición en la que "cada uno se apaña con lo que tiene", matiza Ibergarai. "Por eso nosotros jugamos con Kantxo y Ajuria, dos zagueros, en seniors", dice el delegado galdakoztarra. También está obligado a maniobrar Xabier Urberuaga, que no podrá contar con el filo rematador de su hermano, Inaki, para el duelo senior por culpa de una lesión de ligamentos en la rodilla. "Le sustituirá Gontzal Urionabarrenetxea que ya estaba alternándose con mi hermano. Son dos pelotaris muy diferentes. Uriona es mejor en defensa y mi hermano es más de ataque". En Galdakao las dudas sobrevuelan la categoría juvenil. La plaza fija es para Jon Legorburu, mientras que en la zaga se desconoce cuál será su acompañante. "Lo más seguro es que sea Larunbe porque Galarza anda justo de manos, pero todavía no se ha tomado la decisión definitiva", afirma Iñaki Ibergarai.
trabajo y más trabajo El Interpueblos, santo y seña de la pelota aficionada en el pretérito, que pasó años de penuria y escasez, ha repuntado, sin embargo, en los "últimos años después de una época que parecía que no interesaba tanto. Evidentemente no es como hace un montón de años, pero se está recuperando y eso es bueno", radiografía Iñaki Ibergarai. Tanto Xabier Urberuaga como Iñaki Ibergarai no dudan en señalar que el único método para lograr exitosas camadas, además de un engrase generacional que no está al alcance del diseño porque es propiedad de la genética y el destino "es el trabajo. No hay más. Para llegar a una final el secreto es el trabajo". Ya sea en Markina o en Galdakao, la inversión en la faena es básica. "En los clubes se trabaja mucho", coinciden Urberuaga e Ibergarai. Tal vez por ese motivo explica Iñaki Ibergarai que los nervios recorren el espinazo de los junteros del club Adiskide más que el de los chavales. "Los que estamos nerviosos aquí somos la gente del club. Los pelotaris lo llevan muy bien".
Una final "muy igualada" Cree el delegado de los galdakoztarras que a los pelotaris les abriga un sentimiento de ilusión y de excitación ante el reto, que las mariposas no revolotean en sus estómagos. "Están acostumbrados a jugar grandes partidos, en torneos importantes, así que no creo que les afecten los nervios. Eso queda para nosotros". Por si acaso, en el bando markinarra, Xabier Urberuaga ha establecido la descompresión como fórmula prioritaria para combatir el aire tenso que rodea a las grandes citas cuyos efectos se desconocen hasta el mismo instante en que arranca la liturgia. "Mi opinión es que al pelotari, en lo posible, hay que quitarle la presión para que rinda a su mejor nivel". Para el ex-manista, el peso de Markina será para las combinaciones de juveniles y seniors "porque en cadetes, en principio, ellos llevan ventajas". Opina Urberuaga que en esta clase de partidos influyen "los nervios, el ser el centro de atención y en buena medida el rendimiento depende, sobre todo, de cómo estés en ese momento".
Visualizan ambos que la final "será muy igualada", de aliento largo, maratoniana, como lo fue la de 2008 con partidos que caminaron hacia la eternidad. "Está muy igualado todo. Desde mi punto de vista la clave estará en el partido de juveniles porque su pareja, Arrieta y Aretxabaleta, es muy fuerte. En mayores, Kantxo y Ajuria creo que son superiores a Uriona y Castillo", significa Ibergarai, delegado de Galdakao, que busca su tercera txapela del Interpueblos. Por su parte, Urberuaga presagia una final que se decantará para uno u otro lado "por los detalles". "Las cosas están muy igualadas, sobre todo, en juveniles, que puede marcar el sino de la final, y en mayores. En cadetes creo que Galdakao parte como favorito, pero lo otro está muy abierto". Más cuando Galdakao, defensora del título, y Markina, campeona en 2008, se encuentran a la misma distancia psicológica de Larrabetzu y su txapela. A un paso.