bilbao. "Fútbol", pensó Rubén Cabrera al recibir una oferta para recalar en un equipo europeo de béisbol. El venezolano, de 28 años, lleva desde los 16 jugando como profesional de la especialidad. "Ser profesional no es sólo cuando te pagan, sino también cada vez que entramos en el campo", explica señalando el diamante de El Fango. El de Valencia -"Estado Carabobo"- recaló joven en Los Angeles Dodgers, donde no terminó de despuntar, posteriormente volvió a Venezuela para ser el catcher de los Leones de Caracas. "Fuimos recomendados por Dirimo Chávez y gracias a Kepa Pocero llegamos a un acuerdo para un contrato", esgrime Cabrera. "Ahora estamos viviendo en Deusto". El club les ha facilitado un piso alquilado y les paga la manutención, además de un sueldo.

"Llegamos en febrero, con este frío al que no estamos acostumbrados. Estamos luchando en todo momento. Estamos muy agradecidos", mantiene por otro lado Antonio Granadillo, shortstop -campocorto- que militó hace unas temporadas en los Cardinals de Saint Louis y en los Red Sox de Boston. Posteriormente estuvo en los Tigres de Aragua venezolanos, ocho veces campeón de Liga. "En otras ocasiones hemos viajado y las cosas no nos han salido bien. Pero son cosas del béisbol", admite resignado Granadillo. "A los jugadores de nuestro equipo les falta bastante pero tienen un gran corazón, lo sienten, lo llevan en las venas. Son tremendos peloteros", desgrana.

"El béisbol aquí está bien, porque cada equipo se ha organizado. A cada ciudad que hemos ido he visto buena comunicación y la federación parece estar trabajando bien con los equipos. Te encuentras con jugadores cubanos, españoles, dominicanos, venezolanos... Es una liga fuerte para jugar", explica Cabrera. "Al equipo lo vemos muy bien e intentamos ir haciendo las cosas cada vez mejor con el mánager que tenemos, Kepa. Tenemos varios jugadores muy buenos, nosotros, que somos dos importados, junto a Mañé, que es dominicano y Kelvin Marianucci y Edward Acosta. Unido al resto de compañeros tenemos un buen bloque", analizan.

Entre batazos y recepciones se ganan la vida estos dos nómadas del béisbol -"es algo que llevamos muy dentro"-. No en vano, desde sus primeras firmas como profesionales ya ha pasado más de una década, la que les ha llevado a cambiar Los Ángeles o Boston por las callejuelas de Bilbao. Tessie de Dropkick Murphys por la banda sonora de las baldosas del Casco Viejo. Trasformar los estadios con aforo multitudinario por un diamante único en Bizkaia. "Estamos realmente agradecidos por venir a Bilbao. Todos nuestros compañeros son muy buena gente y, pese al frío, se vive bien", remachan los venezolanos. En sus caras la sonrisa del trashumante y la felicidad del que disfruta con su trabajo.