bilbao

E RA terca, brava, con un tesón envidiable, con una voluntad metálica extraordinaria. Para muchos, una de las mejores escaladoras de la historia. Wanda Rutkiewicz (Plungiany, Polonia, 4-2-1943) es la mejor alpinista del siglo XX. Su estilo era magnífico. Ella empezó a hacer realidad lo platónico. Con ella nació la posibilidad de que una mujer pudiera coronar los catorce techos del mundo. Holló ocho cimas de más de ochomil metros y la que iba a suponer su novena conquista, el Kanchengjunga, la devoró.

En 1986, la polaca, metódica, técnica, valiente como pocas, fue la primera mujer en coronar los 8.611 metros del K2 y bajar para contarlo. Antes ya había ascendido al Everest (1978) y al Nanga Parbat (1985). Siguió escalando, continuó desafiando los límites de la Tierra y llegaron más ochomiles: Shisha Pangma (1987), Gasherbrum II (1989) y Gasherbrum I (1990). Después, con un estilo brillante derrotó en solitario al Cho Oyu (1991) y al temido Annapurna ese mismo año.

El mito de que una mujer pudiera domar las catorce cimas más altas del mundo se hacía terrenal. En 1992, Rutkiewicz se lanzó, de nuevo sola, a por el Kanchengjunga. Pero Wanda murió entre el 12 ó 13 de mayo. El alpinista mexicano Carlos Carsolio se encontraba allí intentando subir esa misma montaña. Después de unas doce horas de escalada y con una fuerte nevada, Carlos alcanzó la cima y a la bajada se encontró con Wanda a unos 8.300 metros. Ella decidió pasar la noche allí y retomar la subida al día siguiente. No tenía comida, nada para cocinar y tampoco equipo para acampar. El montañero mexicano, exhausto física y mentalmente, no pudo convencerla para que descendiera con él.

Nunca más se supo de ella. En 1995 una expedición italiana al Kancheng creyó haber encontrado su cuerpo pero el color de la ropa era diferente al que llevaba y el hecho de que la marca de la equipación fuera búlgara indican que lo más probable es que la fallecida fuera la alpinista Yordanka Dimitrova, quien murió a causa de un alud en la cara suroeste del Kangchenjunga en octubre de 1994.

Con la desaparición de una de las grandes de la montaña quedó un testigo por recoger. Pasaron casi 15 años hasta que tres mujeres retomaron el reto de los catorce ochomiles pisando con fuerza sobre las huellas de Wanda: Edurne Pasaban, Gerlinde Kaltenbrunner y Nives Meroi. Durante tres años (2006-2007-2008), avanzaron casi a la par. Después la tolosarra y su amiga austriaca se adelantaron en la carrera y apareció, casi de la nada, Oh Eun Sun. La coreana esprintó y se colocó en la pole y ya está a punto de llegar al campo base del Annapurna para iniciar su asalto mientras Edurne está cerca de equipar el campo 3. Alguna de las dos será la heredera de Wanda.