Un nuevo marco presupuestario para la UE
A falta de noticias en relación con los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, que a estas fechas ya debería ser conocido algo sobre la actividad que se está desarrollando al respecto (recuérdese que antes de que finalice el mes de Septiembre hay que presentar el proyecto de PGE), hemos podido suplir este déficit informativo con las previsiones, también en materia presupuestaria, relativas a la Unión Europea. Mas concretamente, con la propuesta hecha pública hace un mes (15 Julio) por la Comisión europea sobre el Marco Financiero Plurianual (MFP) para el próximo septenio 2028-34. El hecho de que, de acuerdo con el calendario presupuestario de la UE, falten todavía mas de dos años para su entrada en vigor efectiva no solo no impide sino que incluso aconseja el tratamiento de este asunto, sobre el que conviene ser conscientes de que nos afecta en nuestras condiciones de vida tanto o mas que muchas de las decisiones que adoptan las instituciones estatales o autonómicas.
Es preciso advertir, antes de continuar, que lo que hemos conocido estos días no son los Presupuestos de la UE sino la propuesta que hace el ejecutivo comunitario sobre el marco financiero para el septenio que se inicia en 2028. A partir de ahora, se desarrollan las negociaciones entre los ejecutivos de los Estados miembros de la UE y, en su momento, el debate en el Parlamento europeo, en cuyos trámites la propuesta de la Comisión experimentará, a no dudar, muchas modificaciones cuyo alcance no es posible determinar en este momento. Pero, en cualquier caso, la propuesta que hemos conocido marca las directrices acordadas en el seno del ejecutivo de la UE, que obviamente son determinantes en la definición de las políticas comunitarias, entre ellas la relativa a las cuestiones presupuestarias. Por otra parte, a la vista de la correlación de fuerzas en los ejecutivos de los Estados miembros y de la actual composición del Parlamento de la UE, no parece que vaya a haber cambios importantes.
Hechas estas aclaraciones y entrando en las cuestiones propiamente presupuestarias, la primera consideración a realizar es que la propuesta de la Comisión apenas supone un aumento, en términos cuantitativos, en relación con el marco financiero plurianual (MFP) vigente hasta la fecha. Interesa reseñar este hecho porque no faltan, en especial en la propia Comisión, quienes están presentando esta propuesta como un hito en el avance de la integración europea, plasmado en el incremento, de 1,2 a 2 billones de los recursos presupuestarios. Hay que precisar, de acuerdo con las estimaciones autorizadas realizadas estos días, que en relación con la renta europea bruta, que es la referencia comparativa real en este asunto, el incremento es del 1,13% al 1,26%, en el que hay que deducir la cantidad (0,11%) destinada al repago de la deuda contraída para afrontar los efectos del coronavirus, lo que da como resultado un incremento real de 0,02% (dos centésimas) lo que no permite hablar de un incremento significativo del Presupuesto UE.
Pero mas importante que estos datos cuantitativos, que no hay que minusvalorar, es la orientación que marca la propuesta de la Comisión sobre el marco financiero para el próximo periodo, de signo acusadamente intergubernamental en detrimento de la propiamente comunitaria, que es la que debería prevalecer desde una perspectiva consecuentemente europeísta. Es ésta una pugna entre los partidarios de dar prioridad a las relaciones intergubernamentales y quienes abogan por la integración comunitaria europea, que siempre ha estado presente en el proceso de construcción europea, desde la originaria comunidad económica europea hasta la actual UE; pero que en esta ocasión, aprovechando el diseño del nuevo marco financiero para el próximo periodo, parece que se decanta claramente en favor de la opción intergubernamental.
Una consecuencia de esta intergubernamentalización de las políticas de la UE, es la nacionalización de las mismas en clave estatal (de cada uno de los Estados miembros de la UE). En vez de los programas comunes a escala europea, con una caja común, de la que cada Estado podía solicitar fondos para la financiación de proyectos específicos (por ej. reconversión industrial siderúrgica o flota pesquera), lo que se plantea ahora es un esquema basado en 27 ‘paquetes’ (uno por cada Estado miembro) en los que se unifican todos los programas a nivel estatal. De esta forma los Estados miembros, y mas concretamente los ejecutivos de cada uno de ellos, concentran el poder de decisión sobre el gasto, pudiendo distribuir éste de acuerdo con sus propias necesidades y prioridades. Se trata de una desregionalización de facto del gasto comunitario, tal y como ha advertido la actual Presidenta del Comité de las Regiones, Kata Tüttö que se ha mostrado muy crítica con esta propuesta presupuestaria de la Comisión.
Otro de los ámbitos que van a verse seriamente afectados por el nuevo esquema de financiación propuesto es el relativo a los fondos de cohesión y la Política Agraria Común (PAC), ambos señas emblemáticas de las políticas presupuestarias de la UE que también van a experimentar alteraciones sustanciales. Se plantea la creación de un macrofondo que aglutine todos los fondos destinados a políticas sociales y agraria, al que accederían los Estados miembros a través de planes nacionales y regionales asociados, siguiendo el modelo de los fondos de recuperación con motivo de la pandemia. Además de la disminución cuantitativa de las sumas dedicadas a las políticas agraria y de cohesión en sus distintos sectores y de la difuminación de los recursos destinados a cada política, esta medida se inscribe asimismo en la orientación ‘renacionalizadora’ ya apuntada, proporcionando a los ejecutivos de los Estados miembros cobertura institucional para que decidan la distribución del gasto presupuestario de acuerdo con sus propios intereses.
Capítulo aparte, que merecería un tratamiento especifico mas amplio que no es posible desarrollar en estas breves líneas, merecen las previsiones sobre gasto militar, cuya cuantía se quintuplica en la propuesta de la Comisión, sin que se aporten razones que justifiquen un incremento presupuestario tan desmesurado. No deja de sorprender esta propuesta, tanto por la cuantía como por la finalidad de la misma ya que no se aporta ninguna indicación sobre cual va a ser el destino de esos fondos quintuplicados y cual va a ser el material a adquirir para equipar unas FF.AA. de la UE de las que, por el momento, no sabemos nada de su existencia. Mas bien parece que la Comisión, con su Presidenta Ursula von der Leyen y su Alta Representante K. Kallas a la cabeza, pretenden publicitar su sintonía con los vientos que corren en Europa de rearme multiplicando por cinco las partidas presupuestarias del gasto militar… aunque no se determine en qué se va a gastar, lo que no deja de ser un prodigio de previsión presupuestaria.
Por último, y aunque no se trate de un aumento tan desmesurado como el apuntado para el gasto militar, no estaría de mas que a la hora de determinar el Marco Financiero Plurianual (MFP) se hiciese una referencia a la necesidad de aumentar razonablemente las dotaciones presupuestarias de la UE, que en la propuesta de la Comisión se mantienen como ya se ha indicado al mismo nivel ya existente hasta ahora: del 1,13% al 1,15% (dos centésimas). Es este un tema recurrente en la UE, al que el debate que se abre a partir deahora sobre el MFP proporciona una buena ocasión para retomar su tratamiento y que, en cualquier caso, es preciso abordar para determinar el rumbo a seguir por la UE en el próximo futuro. Y así mismo, para aclarar si se opta, o no, por profundizar en la integración progresiva de la UE, lo que inevitablemente plantea la cuestión de dotarse de recursos financieros propios y suficientes para abordar esa tarea; tema que no es ajeno a la determinación del Marco Financiero Plurianual (MFP)
A la vista de la propuesta realizada por la Comisión, de las declaraciones realizadas al respecto por sus mas cualificados representantes y, por otra parte, del signo de la amplia mayoría de los gobiernos de los Estados miembros y de la composición del Parlamento europeo, no parece que la orientación trazada en la propuesta vaya a experimentar cambios importantes. De todas formas, es preciso ser consciente de que se trata de un tema que no debemos ignorar ya que nos afecta de forma determinante en nuestras condiciones de vida y dependiendo de cuál sea el tratamiento que se le de y las opciones por las que se opte, de ello va a depender en buena medida en los próximos años el futuro de la Unión Europea y también el de todos los ciudadanos que formamos parte de ella. l
Profesor