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Solo aciertan cuando rectifican

MUERTO Franco en noviembre de 1975, nuestra máxima ilusión al inicio de 1976, era celebrar todos el Aberri Eguna en Iruñea como prueba de fuerza democrática. Había que ir rompiendo las costuras del régimen con actos cívicos y conjuntos. Pero no contábamos con una ETA enloquecida que, en lugar de dejar en ese momento las armas, secuestró en Elgoibar al director-gerente de Estarta y Ecenarro (Sigma) para asesinarlo el 8 de abril. El Euzkadi Buru Batzar emitió el primer comunicado de rechazo a ETA, en el que señalaba: ”El Partido entiende que hasta la propia guerra se halla sujeta a normas éticas y el asesinato como represalia tal y como se ha ejecutado en la persona del empresario Aingeru Berazadi se sale de todo planteamiento de violencia política legítima?..”. Son hechos que tengo grabados a fuego pues Joseba Goikoetxea, Bingen Zubiri y yo fuimos detenidos cuando hacíamos la propaganda previa del Aberri Eguna frustrado... y a Joseba le mató ETA posteriormente, en 1993, cerca de mi casa.

Fue toda una convulsión y aquel prometedor Aberri Eguna de 1976 fue suspendido. ETA anunciaba otros cuarenta años de dolor y muerte, centrando muchos de sus crímenes en la figura del empresario: Obrero despedido; patrón colgado. Como buenos marxistas leninistas, inventaron aquella sucia manera de recaudar dinero manchado de sangre con el sarcástico nombre de impuesto revolucionario del que puedo hablar porque en tres ocasiones y con un amigo jelkide ya fallecido tratamos de lograr su eliminación desplazándonos a Donibane Lohitzune. Solo logramos una pequeña rebaja en uno y un fracaso en los otros dos, logrando ETA el pago completo a plazos en uno de ellos y, en el otro que el pequeño empresario se tuviera que ir del país, destrozando su empresa y familia. Eran revolucionarios y mandaban miles de cartas con una literatura trasnochada del castrismo más intimidatorio y despótico. Ha ocurrido en este país. Y no hace tanto.

En aquellos tiempos también visité lo que quedaba de una empresa destrozada por una bomba de ETA porque el empresario comercializaba con Francia y eso entonces suponía un delito de lesa traición habida cuenta de que Francia era el enemigo y había que hacer boicot a los productos franceses. Aquel empresario tuvo que cerrar. Los profesionales del terror, los de la socialización del sufrimiento, los de la acumulación de muertos para negociar, mantenían a la sociedad vasca aherrojada.

Me imagino que son miles las historias dramáticas de este tipo, sin obviar los secuestros, el lazo azul, y los asesinatos a empresarios por parte de ETA, apoyados por una izquierda abertzale que aplaudía las acciones, callaba ante ellas o incluso suministraba datos para las fechorías, entre ellas la que costó la vida al presidente de los empresarios guipuzcoanos Joxe Mari Korta. Y así durante cuarenta nefastos años.

La foto en Confebask Afortunadamente, ETA decidió en 2011 cesar definitivamente su locura y el país va poco a poco normalizándose. Y es lógico que se produzcan fotografías como las que vimos el pasado 29 de enero dándose la mano Arnaldo Otegi y Roberto Larrañaga en la sede de Confebask. Una foto que tenía otros acompañantes, pero no del más alto nivel de Bildu, como se dijo, sino del grupo parlamentario. El más alto nivel de Bildu debe ser su secretario general, Otegi; junto al de Sortu, Arkaitz Rodríguez; el de EA, Pello Urizar, que como dijeron los suyos solo es un florero incapaz de marcar espacio; y el de Alternatiba, que creo es Oskar Matutes. Pero no. Estaba Otegi con Maddalen Iriarte, Leire Pinedo e Iker Casanova, dando a entender que no habían ido a hablar de ese pasado sangriento sino de autogobierno, presupuestos, fiscalidad y negociación, sacándose la espina de que no fueran invitados en octubre al acto que Confebask organizó en recuerdo de los empresarios asesinados y extorsionados. Hizo bien Confebask. Toda aquella masacre empresarial se había producido por ETA con el apoyo absoluto de aquella HB y sus diferentes nombres y, al parecer, es algo que no se quiere asumir, como si no hubiera ocurrido. De hecho, el 9 de enero, Bildu se sumaba al homenaje en Zarautz en recuerdo de Iruretagoiena, pero no a la declaración, que era muy clara en relación con aquella orgía de sangre. Y no la firmaron porque pedía perdón a la familia. Terrible.

Pero hizo bien Confebask en propiciar ese encuentro, a pesar del riesgo de blanqueo a toda una conducta. Siempre alguien debe ser más generoso que el otro y en esa foto la patronal lo fue pues tragó el sapo de permitir la entrada a Iker Casanova, quien ahora, con su labia pirotécnica, nos habla de industria, turismo, desigualdades, coste de la energía y de todo lo habido y por haber pero se niega a condenar a ETA. Se negó hace muy poco, en Radio Euzkadi, tras acusar al PSOE del GAL. Eneko Andueza condenó al GAL y le pidió que hiciera lo mismo con ETA. Se negó.

No entiendo cómo una sociedad sana y normalizada y una coalición como Bildu puede tener al frente de sus cosas a gente de semejante actitud moral. A muchos nos es incomprensible. Y estando en el caso de Confebask, le hubiéramos puesto en la puerta el letrero de Reservado el derecho de admisión. Cuentas claras, conservan amistades. A una sociedad viva y que mira al futuro no puede representarla un personaje como este y no porque haya sido el jefe de Jarrai y haya estado encarcelado, sino por su contumacia en el error, su actitud indiferente ante el dolor ajeno y su criterio de que el fin justifica los medios. Y así como la foto de Otegi y Larrañaga me parece un avance, la foto con Casanova me da a entender que hay en este país gentes que quieren pasar la página sin leerla como si aquí no hubiese pasado nada y la victoria fuera la de ellos. Pues no.

La historia de Aldasoro El primer consejero de Comercio del Gobierno vasco de 1936, Ramón Aldasoro, solía contar la historia de un vasco muy terco que confundió un lote de jabón con una partida de queso. “Es jabón”, le advierte el tendero. “Es queso”, insiste el vasco tozudo. El tendero le da a probar un trozo. Lo saborea el terco y, sin dar su brazo a torcer, insiste aún: “Parece jabón, pero es un mal queso”.

Y es que aquella locura infinita para liberar Euzkadi matando y extorsionando no fue un hecho climatológico. Aquello fue una acción criminal continua, enloquecida y estúpida de cuyos responsables no estoy dispuesto a recibir la menor clase. Por eso entiendo que ahora la banalicen, porque no les interesa que las nuevas generaciones sepan el horror que aquello supuso para miles de familias. Y no me olvido del franquismo, ni del GAL, pero tampoco de ETA, como quiere Casanova tratando de dar la mano con el puño cerrado.

Hanna Arendt discurrió sobre la complejidad de la condición humana y alertó sobre que es necesario estar siempre atento a lo que llamó “la banalidad del mal” y evitar que ocurra. Hoy, la expresión es utilizada con un significado universal para describir el comportamiento de algunos personajes que cometieron actos de extrema crueldad sin ninguna compasión para con otros seres humanos y a los que no se han encontrado traumas o cualquier desvío de la personalidad como origen de sus actos. En resumen, eran y son personas normales a pesar de los horrores que cometieron. Y no solo no los rechazan sino que se jactan de ellos.

Sin embargo, la vida continúa Tras habernos criticado de traidores en 1977 por habernos registrado en Madrid, discutido la Constitución, conseguido un buen Estatuto, la devolución del Concierto (ellos no iban a Madrid ni a Gasteiz y el Estatuto era “vascongadillo” y una miseria), celebraron el pasado domingo en Hernani una reunión para hacer públicas las bases políticas del documento presentado en la ponencia de autogobierno del Parlamento Vasco. Previamente, habían hablado de las transferencias pendientes, reconociendo implícitamente que a pesar de sus deficiencias el Estatuto de Gernika ha permitido a este pueblo ponerse en pie. Y como esa rectificación les produce urticaria, con el telón de fondo de la situación catalana, el 23 de septiembre del año pasado el nuevo secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, llamaba a abrir en Euzkadi otro frente soberanista, aunque ahora en la Ponencia Parlamentaria de Autogobierno, a la que van con un lápiz rojo, atemperan en algo aquellos gritos, desconociendo lo que les dijo Artur Mas sobre el exceso de ideología para estropear las cosas. El PNV no fue en 1978 con la reivindicación del derecho de autodeterminación, como hizo Ortzi, porque sabía el nulo recorrido de la propuesta a pesar de que Sabino Arana lo puso en su ADN cuando dijo aquello de que Euzkadi era la Patria de los Vascos. Fue por la reintegración foral plena y, gracias a aquella apuesta, pasamos de cero a cincuenta y seguimos en ello con la vista puesta en cien. El derecho a decidir sobre Navarra, una buena bandera, logramos incluirlo en la propia Constitución en la Transitoria Cuarta y ahora planteamos conjugar el derecho a decidir con los derechos históricos en el marco legal.

Protagonistas de los años más sucios, dictadura incluida, deberían saber que solo aciertan cuando rectifican. Están ante una oportunidad única.