e0L pasado miércoles, en un lugar tan emblemático como el Palacio de Aiete de Donostia, el Foro Social Permanente dio por concluido el trabajo que ha realizado para que el desarme de ETA pudiera realizarse en condiciones de seguridad, como se dio el pasado 8 de abril.
Deseamos expresar nuestra absoluta satisfacción por el resultado de este desarme; desarme impulsado desde la sociedad vasca, que ha sido capaz de mover muros que parecían infranqueables.
Lo afirmamos así porque este se desarrolló en el marco de los parámetros definidos en los “Estándares Integrados DDR de la ONU”: fue total y, en la medida de lo posible, transparente; con participación del gobierno francés, con verificación internacional y dio seguridad a la población civil. Y permitió que 3,5 toneladas de material fuera puesto fuera de circulación. El conjunto de los arsenales bajo control de ETA.
Y lo decimos con pleno conocimiento de causa. Ha sido un trabajo largo, lleno de obstáculos y dificultades, pero el resultado ha sido absolutamente satisfactorio y nos sitúa en un nuevo escenario en el singular proceso de paz que está viviendo nuestro país.
Método de éxito: la triangulación Este escenario no hubiera sido posible sin la colaboración y voluntad política de las instituciones -los gobiernos vasco, navarro y de Iparralde y los Parlamentos Vasco y de Navarra-, la comunidad internacional y numerosos agentes. Algunos públicamente y los más de manera discreta.
Queremos también destacar el “método de éxito” adoptado. La triangulación entre los tres gobiernos, la comunidad internacional y la propia sociedad civil ha sido garantía de éxito. Esto ha sido posible porque en este país se ha sido capaz de dialogar y acordar entre todos los actores implicados.
“Método de éxito”, voluntad y altura de miras que, entendemos, deberían ser válidos para poder seguir trabajando en un proceso DDR -Desarme, Desmovilización y Reintegración- como el definido por la ONU.
“D”esmovilización Decimos que el desarme de ETA, y sobre todo el acuerdo triangular logrado, ha generado un nuevo escenario que hoy podemos considerar ya consolidado.
Afirmamos esto por la serenidad con que, entendemos, se está afrontando el debate sobre el futuro de ETA anunciado por su portavoz encarcelado David Plá el pasado 19 de febrero y ratificado por la propia ETA recientemente.
Es preciso que en torno al mismo no se construyan tótems semánticos. Si miramos otros procesos de paz, nos encontramos con que el IRA nunca anunció su disolución y que en Colombia las FARC se han transformado en un partido político. Y en ambos casos nadie pone en duda que sus decisiones han sido una aportación fundamental a sus respectivos procesos de paz.
Conscientes de las diferencias con ambos procesos, en este momento en nuestro país es fundamental que todos los actores se den el tiempo necesario y que, independientemente del término que ETA utilice para dar a conocer su decisión y cuándo lo haga, esta sea una aportación de calado -en su caracterización, su forma y su contenido- a un escenario de resolución integral, cerrando de manera definitiva un ciclo que ha durado 50 años.
Además, la desmovilización también debería afrontar la cuestión del sobredimensionamiento de las fuerzas de seguridad del Estado en nuestro país, responsables durante muchos años de tantas violaciones de derechos humanos.
“R”eintegración La desmovilización de ETA abrirá la necesidad de la reintegración de sus militantes presos, clandestinos y aquellos huidos y deportados a terceros países.
Hoy todos los actores coinciden en que un escenario de resolución requiere dar una solución a esta cuestión, que suponga a término su excarcelación y vuelta.
Los pasados 29 de junio en el Parlamento Vasco y el 5 de julio en Bilbao pudimos comprobar el nivel de acuerdo existente en la mayoría parlamentaria (80%) y entre el 100% de los sindicatos. En esas mismas fechas, el colectivo de presos EPPK hizo públicas las conclusiones de su debate interno. Estas conclusiones ponen las iniciativas a tomar por el colectivo en sintonía con las demandas de la sociedad civil.
El verano ha permitido madurar todo esto y es hora de que los partidos y los sindicatos avancen en una hoja de ruta para la reintegración de las personas presas.
Víctimas y casos sin resolver Todo proceso DDR afronta la cuestión de las víctimas. En nuestro caso, no se puede dar sin situar a las víctimas de todas las expresiones de violencia como elemento nuclear. Todas las víctimas tienen derecho a la verdad, la justicia y la reparación, incluidos los centenares de casos sin resolver o los miles de personas torturadas.
Este proceso de justicia necesita un acuerdo político y social lo más transversal posible, que incluya a las propias víctimas, lejos de escenarios de venganza y de vencedores y vencidos.
Un proceso DDR que debe ser capaz de incorporar la perspectiva de género: las consecuencias del conflicto entre las mujeres, un sector que ha sido invisibilizado y que merece una reparación.
Este país, sus instituciones, sus partidos y su sociedad civil quieren una resolución integral que dé una resolución satisfactoria a las diferentes consecuencias del llamado conflicto. Porque una paz justa es la única garantía de no repetición.