EN el mundo globalizado en el que nos movemos, no podemos prescindir de las sociedades naturales en las que germinamos. Desde que nacemos, el primer grupo humano al que pertenecemos es la familia, célula fundamental de la sociedad y, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el elemento natural, universal y fundamental de la sociedad. La familia es la célula básica en la cual adquirimos el desarrollo del carácter y de la identidad personal, así como los hábitos y los valores que determinarán nuestro pensamiento y su desarrollo social.

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