LA cifra clave que circula por los medios de comunicación catalanes desde hace meses es la del límite del déficit. Parece que, a diferencia de hace un año, esta vez el Gobierno español ha declarado que no se quedará con todo el margen de ampliación que le concederá Bruselas y que lo repartirá con las comunidades autónomas de manera "asimétrica", lo que se lee como una flexibilización mayor en el caso catalán.
Mientras, resulta que el Principat vuelve a ser uno de los territorios más cumplidores, como antes fue pionero en el alcance de los tijeretazos. Las estadísticas del primer trimestre del año dicen que los números rojos catalanes fueron del 0,21% del Producto Interior Bruto (PIB). Si se mantuviese la proporción, llegaría mucho más cerca del tope inicialmente fijado por España (0,7%) que del reclamado a los ministros Montoro y De Guindos por el conceller Mas-Colell, para evitar el fin del estado del bienestar: 2,1%.
Madrid, Andalucía, Castilla y León, Murcia, y sobre todo Navarra (1,06%) acumularon déficits superiores, mientras que otras comunidades llegaron al superávit. La sorpresa, desde la lejanía, es observar el contraste entre el récord navarro del 1,06% en negativo y el superávit (0,14%) del Euskadi institucionalizado. Para que luego digan que el sistema de Concierto Económico lo resuelve todo.
Artur Mas celebró la cumbre económica el 15-M (no es muy verosímil que buscase la coincidencia de fecha con la del movimiento de los indignados) y los interlocutores sociales (patronales y sindicatos) salieron esperanzados. Al día siguiente hizo la suya el presidente del Gobierno español y rechazó de plano el pacto de Estado reclamado hasta por el rey y se limitó a mostrarse "abierto al diálogo" en los asuntos que él considera susceptibles de debate.
En el ámbito de la soberanía, el Consell per a la Transició Nacional ya ha empezado a trabajar y prevé presentar en julio el primero de los informes: sobre el sistema de la consult, y la pregunta concreta a formular a la ciudadanía. Seguirán las conclusiones sobre los pasos necesarios para el montaje de los instrumentos de Estado y para recabar el apoyo internacional, sin excluir la alternativa entre independencia y una forma de federación con España, como proponen PSC y PSOE, sin que vaya a coincidir con ninguna de las dos socialistas, diferentes entre sí.
Con todo, las reacciones ciudadanas contra el sistema crecen. El internauta David José Duaigües ha de comparecer ante la Audiencia Nacional por el supuesto delito de insultos a la casa real y llamada a ETA para que coloque cien kilos de explosivos en La Zarzuela, antes de acabar con "vivas" a la organización y al terrorismo. En una operación instada por el magistrado Santiago Pedraz de la misma instancia judicial, los mossos han detenido a diversos miembros supuestos de Bandera negra, han registrado el Ateneo Libertario de Sabadell y diversos domicilios, por indicios de "organización en grupo terrorista y apología del terrorismo" en lo que inicialmente parece un acción preventiva contra la amenaza de resurgimiento del anarquismo radical, de vieja tradición en Catalunya.
Mientras, las Corts (legislativo) de la Comunidad Valenciana, bajo el rodillo del PP; han prohibido que se vuelva a mencionar el territorio como "País Valenciano" en su seno. Aunque el término figure en su estatuto y en el nombre del principal (es un decir) partido de la oposición (Partit Socialista del País Valencià).
Más clamorosa, aunque no sorprendente, ha sido la noticia trascendida que la delegada del Gobierno español en Catalunya, Llanos de Luna, inquisidora de ayuntamientos y banderas, aprovechando el homenaje a la Guardia Civil en el acuartelamiento de Sant Andreu de la Barca, rindió homenaje a la Hermandad de combatientes de la División Azul, aquellos voluntarios al servicio de Hitler contra la Rusia comunista. Para que luego sus compañeros de partido vayan llamando nazis a otros.
En las campañas del anticatalanismo encontramos a otro personaje, si cabe, más curioso: Dolores Serrat Molé, la consejera de Educación del gobierno aragonés, autora del texto que crea los dos exóticos idiomas nuevos, Lapao y Lapapyp, nació en Ripoll, en plena Catalunya vieja, y se llamó Dolors, al menos, hasta que se fue a estudiar a Zaragoza a los 18 años. Lo descubría recientemente el exconceller y exlíder de Esquerra Republicana, Joan Puigcercós, sin necesidad de ningún trabajo de investigación, porque fueron vecinos.
Una muestra más de la que se ha dado en llamar fe (fanática) del converso.