QUERRÍAMOS a los mejores en cada puesto? ¡Sí! ¿Sucede eso en la política?. La mayoría de personas que figuran en las listas electorales ¿son las mejores para el desempeño y el servicio a la sociedad por su actitud, formación y aptitudes... o los mejores en afinidad, obediencia, militancia ciega? ¿Serían los que propondría una empresa rigurosa en selección? Hay excepciones, pero ¿qué serían muchos de los políticos en una organización privada, seria, que estuviera obligada a ser competitiva, a dar cuenta cada año de su función ante quien les paga y reciben su prestación? Opine el lector.
La calidad de los políticos determina de manera clara el presente y futuro de nuestras vidas. ¿Cuáles la opinión mayoritaria? Se suceden denuncias y reacciones populares. ¿A qué estarían obligados? Sigamos el ejemplo de las organizaciones y países líderes. Los dirigentes serían seleccionados entre los que aporten más competencias. Esos directivos o políticos, deberían presentar un proyecto, un plan estratégico, que ofreciera objetivos claros, actuaciones funcionales y rigurosas, respeto a unos principios universales: honestidad, transparencia, dedicación, eficacia, prioridad de la sociedad sobre la del propio partido y más aún sobre sí mismos. Y, cada año, dar cuenta de lo materializado con éxito. ¿Es así?
En las organizaciones serias existen las "evaluaciones periódicas" que abordan resultados, actitudes personales, conocimientos actualizados, aptitudes... Quien no supera la evaluación es sustituido por otro que lo haga mejor, lo que es muy positivo para todos. ¿Y en política? ¡Nada que ver! De entrada, listas cerradas. ¿Qué criterio se sigue para elaborarlas? Después, un sistema de votación sin opción para elegir: o todos o nadie. Y a continuación... ¡hasta dentro de 4 años! Ni planes, ni selección de los mejores, ni evaluaciones. Estamos en momentos de grandes denuncias. ¿Se podrían cambiar algunas cosas? Me llegan algunas sugerencias dignas de ser analizadas: "listas abiertas pero no dependientes de los partidos sino por asociaciones vecinales, asociaciones cívicas y culturales que propondrían a personas independientes y de prestigio social por su demostrada actuación personal y profesional y dispuestas trabajar para la sociedad". Podrían ser avaladas por un número predeterminado de firmas. Estos elegidos por la sociedad más que por los partidos, deberían elaborar un plan y dar cuenta regular sobre su ejecución. A la vez que podrían ser evaluados por unas redes sociales que tienen sus extremos pero demuestran sensibilidad, sintonía, y una cierta inteligencia social. Sus salarios y beneficios debería estar en función de resultados. El problema no es que ganen mucho porque los mejores deben percibir compensaciones competitivas. El problema es si los actuales se ganan lo que perciben. Sólo unas personas de prestigio podrán prestigiar a la política como merece. Sólo una sociedad que elija bien y exija con rigor podrá salir adelante. Es muy importante no dar un cheque en blanco a quienes se arrogan el poder de hacer y deshacer y más cuando se ven tantos casos que utilizan el cargo en beneficio propio o del partido.
¿Se imaginan...? Y al acabar su mandato, un examen de toda la sociedad. Quien no saque nota no sólo no renueva sino que no se le asigna pensión. ¿No pensamos en algún presidente y políticos que nunca cobrarían en la vida civil lo que percibirán por su puesto político, durante el ejercicio y después de él aunque lo hayan hecho mal? Ante la situación actual y ante la actuación de quienes debían gestionarla... ¿Qué efectos tendría poder seleccionar a los mejores, de verdad, exigir un proyecto claro, evaluar cada año su aplicación y que cobraran por resultados? ¿Ustedes qué opinan?