ES "un nuevo contrato social entre vascos". Por eso, porque no es propaganda, el lehendakari presentó su propuesta para un contrato social en un multitudinario acto que congregó -en un día laboral, dicho sea de paso- a toda la plana mayor de su gobierno para explicarles, por si no lo sabían medio año después de haber accedido al cargo, cuál es el proyecto de país, de sociedad, que su jefe tiene en mente.

Inmediatamente después -en un sábado, dicho sea de paso- presentó el mismo proyecto, de país o de lo que sea, a los cargos y militantes de su propio partido, por si estos tampoco sabían cuál es el proyecto que su dirigente tiene en mente.

Así que tuvieron la oportunidad de escuchar en primera persona cuál es el proyecto del lehendakari, que se reivindica de todos, pero absolutamente de "todas las personas de bien de Euskadi". Así de claro lo tiene el que quiere liderar un nuevo contrato social entre vascos, no se sabe si entre todos los vascos, o solo los que él considera de bien.

Pero hay más afirmaciones que, siendo suaves, chocan bastante en un texto que se pretende proyecto de futuro para todos y no mero mitin post electoral. Aquí va otra: "Somos el gobierno que han soñado todos los progresistas de Euskadi". ¿De verdad? ¿De verdad se cree el lehendakari que el gobierno que han soñado todos los progresistas de Euskadi es un gobierno socialista monocolor sustentado por el Partido Popular? ¿Un gobierno que lleva ocho meses haciendo de los símbolos su bandera? Ya se sabe que en los mítines se improvisa y que de las improvisaciones a veces salen frases rotundas... frases que no siempre concuerdan con la realidad. Pero, ¿de un texto escrito bajo el pomposo título de Nuevo contrato social entre vascos también salen frases como esa?

Cuando la leí, inmediatamente tuve dos dudas, "hi ez haiz aurrerakoia, ala ez haiz Euskadikoa?". Luego me di cuenta de que cabía una tercera posibilidad; me di cuenta de que el lehendakari no calificaba en qué tipo de sueños habían los progresistas imaginado un gobierno socialista aupado, sustentado y embridado por el Partido Popular.

Por desgracia, el tono mitinero de la propuesta del lehendakari no acababa ahí: "Somos el gobierno que han esperado todas las personas que han estado amenazadas por la violencia terrorista". ¿Todas? ¿Todas las personas que han estado amenazadas por todas las violencias terroristas esperaban el gobierno de Patxi López como agua de mayo?

Por eso no ha llevado el lehendakari al Parlamento su pretendido Nuevo contra social entre vascos, porque tiene más de mitin, de intento mediático por intentar subir enteros en la confianza de la ciudadanía que de verdadera apuesta por un nuevo modelo de sociedad. Porque detrás de las palabras rimbombantes, de las frases grandilocuentes que se desgranan durante treinta y cuatro páginas (con una presencia del euskara tan anecdótica como preocupante, dicho sea de paso: "Euskara askatasunaren eta toleran-tziaren ikur behar dugu Euskadin". Sinboloak alde batera uztera zetorren gobernuak euskara egin gura du ikur? Euskara ikur? Euskara komunikatzeko bitarteko behar dugu, ez ezeren ez inoren ikur).

Así que el próximo día 28, cuando el lehendakari explique ante la Diputación Permanente del Parlamento Vasco, es decir, sólo ante los portavoces de los grupos y no ante todos los representantes de la sociedad vasca a la que al parecer pretendía ofrecer un nuevo contrato social, explicará algo que debería haber hecho a través de una petición de comparecencia del propio lehendakari ante el Pleno y no a consecuencia de una iniciativa de la oposición. Ese día asistiremos en tercera vuelta al acto que debía haber sido el de salida.

El ejercicio de propaganda -porque no es más que eso, un ejercicio de propaganda, uno más de un gobierno que no está a la altura de las circunstancias-, también decía que "somos el gobierno de los vascos del siglo XXI". Esperemos que tampoco eso sea así, que un siglo es mucho tiempo.