Hegoak ebaki banizkio...
TRAS sesudo análisis en tabernario conciliábulo nada frecuentado por los talibanes del ahora único pensamiento aceptable, reconozco la imposibilidad ontológica para juzgar la idoneidad de la retransmisión del discurso de D. Juan Carlos I de Borbón, rey y soberano de todas las Españas, en la Televisión Pública de las Vascongadas (TPV), antes Euskal Telebista (ETB). Que en paz descanse el entrañable y simpático txantxangorri en la jaula que le han improvisando los realquilados de Ajuria Enea. "Hegoak ebaki banizkio... nerea izango zen", auguraba el maestro Laboa.
La borbónica y polémica cuestión, sometida al rigor de la dialéctica más elemental, entendida ésta como la demostración lógica para la indagación de nuevas ideas subyacentes en la información (wikipedia dixit), queda fácilmente reducida por sí misma ad absurdum, lo que ratifica la falsedad de la hipótesis de partida: la necesidad incuestionable, al parecer, de que el habitante de La Zarzuela sea llamado al confesionario mediático para turbar la paz del atracón navideño con interminable y soporífera perorata, pasto del zapping familiar más despiadado y atroz entre trago y trago de criancita y rechupeteo de pata de nécora, que no está la economía como para hacer excesos.
Pero si querías caldo, toma dos tazas. Al parecer, la emisión simultánea del real monólogo en la mayoría de las cadenas del Estado, no garantizaba hasta la fecha con suficiente vehemencia la libertad de elección de los miles de televidentes vascos y vascas ansiosos por memorizar, analizar y comentar en la sobremesa hasta el amanecer las poco transcendentes pero siempre enigmáticas revelaciones regias, entre chupito y chupito de licor de hierbas. A los republicanos, mientras tanto, no nos va a quedar más remedio que refugiarnos en el pacharán, y en el Hator Kantari de Oskorri, para acabar jugando al bingo con la amama, los críos y el cuñao, hasta que nos dejen sin blanca, como todos los años.
Aclarado esto último, y francamente preocupado por los subterráneos índices de audiencia que sufre con resignación la cadena de mis entrañas, vilmente acusada de delito ideológico por contribuir a transmitir las señas identitarias de Euskal Herria, y antes de que le encarguen a Surio la fusión con Antena 3 y Telemadrid, quiero aprovechar el prime time que me brinda DEIA para proponer a la dirección de EITB algunos cambios en la programación del late show de esta nochebuena, que seguro nos devolverán el share que merece un medio de comunicación moderno, plural y cercano, como el que, ahora sí, vamos finalmente a disfrutar los vascos y las vascas.
Propongo, en consecuencia, que el discurso del rey comience a las cinco de la tarde, la taurina hora en la que se quedan viudas las vacas, con un programa en plan Minuto y Real Resultado que vaya calentando el ambiente, con tertulianos expertos en reales peroratas (Jaime Peñafiel, Pilar Urbano, Curri Valenzuela?) así como con el previo del discurso y conexiones en directo con otros expertos en hacerle la corte a la corona.
A continuación, el discurso íntegro sin cortes de publicidad, y en plan Salsa Regia, con intervenciones en plató de la familia real comentando cómo ha estado el aita, y presentado por Rosa Díez. Ella, encantada, emocionada y agradecida... También se pasaría la moviola de los mejores momentos del discurso, las perífrasis más polémicas, los mejores goles dialécticos del monarca, etc.
Después, para rematar la faena, un programa especial con todos los discursos de las monarquías española, británica, monegasca, noruega, sueca, y belga, entre otras, en versión original subtitulada. Así, seguro que demostramos ser los más monárquicos de España y de Europa y superamos de una vez por todas el sonrojante complejo de inferioridad y la lamentable necesidad de rendir pleitesía a la corona que tienen en este país algunas personas.
Si la Pasionaria levantase la cabeza esta noche, os mandaba sin cenar y sin tele a la cama.