Síguenos en redes sociales:

Adelante y a por todas

Adelante y a por todasOskar González

Ya llega lo que todo el mundo estaba esperando, un tiempo de nervios y cálculos, sin apenas margen para la rectificación del error. Estamos en la antesala de la cuenta atrás del campeonato de liga, esa serie de diez jornadas donde todos compiten, pero ninguno en las mismas condiciones. Los menos acuden al examen final envueltos en una relativa tranquilidad, con la materia aprendida o, si se prefiere, avalados por una sólida cadencia de puntuación, colocados para certificar la nota que persiguen. Abundan los abocados a jugársela contra el reloj y sus fantasmas, pues necesitan recuperar el terreno cedido durante el resto del curso por falta de aplicación o déficit de aptitudes.

En el entorno del Athletic se respira una tensa calma, no en vano hablamos de un buen estudiante. Los números que presenta son un modelo de regularidad, no ha dejado de superar parciales desde septiembre, lo cual le otorga un altísimo porcentaje de probabilidades de éxito en el reparto de la calificación definitiva.

Dejando a un lado al trío de equipos que le anteceden, inmersos en una batalla que acostumbran a librar en exclusiva, ninguno de los que a estas alturas, según las matemáticas, pudieran discutirle el premio que acaricia ha demostrado estar mejor preparado. Extrañaría que justo en la fase culminante del calendario Villarreal y Betis alcanzasen la excelencia que no han conocido a lo largo de siete meses. Y aún más raro sería que ese auge fuese a coincidir con una pronunciada bajada de tensión en el seno del Athletic.

De momento, en vísperas del esprint final, el crédito rojiblanco cotiza al alza: lo vivido hasta la fecha, que no es fruto de la casualidad, se refleja en un colchón de seguridad de ocho puntos. Aunque es verdad que la ventaja puede ser de cinco nada más, en el supuesto de que el Villarreal gane su cruce pendiente con el Espanyol, suspendido el 3 de marzo.

La tentación de desmenuzar las agendas de cada cual a fin de deducir el grado de dificultad que para Athletic, Villarreal y Betis se esconde tras las diez jornadas pendientes, equivale a embarcarse en un enredo perjudicial para la salud mental. Diez partidos son muchos y por tratarse de los últimos, la identidad de los rivales quizá sea un indicativo menos fiable que la circunstancia por la que atraviesan. Es decir, la lógica invita a adjudicar un potencial inferior al que está luchando por eludir el descenso, pero su urgencia quizá le convierte en un enemigo más incómodo. Y al revés: un conjunto en teoría más dotado que se debate en tierra de nadie en la tabla, puede ser un caramelo. La plasmación práctica de este tipo de razonamientos es lo que año tras año da forma a una versión del cuento de la lechera. A veces, el favorito al título resulta ser el rival más asequible porque ya se ha asegurado el trofeo.

En principio, centrados en el calendario, el único factor preocupante desde la óptica del Athletic sería la Europa League. Extra que no afecta al Villarreal y sí al Betis, con su Conference a cuestas. Una carga adicional de entre dos y cinco encuentros, que a estas alturas puede notarse. Pero llegados a este punto, no hay margen para retractarse o dudar. Hay que tirar hacia adelante y a por todas. Es el lema o la mentalidad que ha guiado al equipo todos estos meses y mal no le ha ido.

Por último, merece un aparte el Villarreal-Athletic de la trigésima jornada. Una especie de final, sobre todo para los de Marcelino García, que en la primera vuelta cayeron 2-0 en San Mamés. El pragmático sostendrá que ese día el empate sería estupendo. Por cierto, en la siguiente se enfrentarán Betis y Villarreal.