A día de hoy, pocas posiciones aparecen tan bien cubiertas en el Athletic como el lateral derecho. No hace tanto hubo alguna temporada donde se juntaron en la plantilla hasta cuatro jugadores específicos de dicha demarcación, aunque la mitad de ellos se limitó a tener una presencia casi testimonial. O sin casi. Ahora, el entrenador dispone de tres alternativas contrastadas: a De Marcos e Iñigo Lekue se sumó en verano Andoni Gorosabel, que dejó el Alavés con la carta de libertad en la mano.

Esta operación se abordó básicamente porque el club barajaba la posibilidad de que el más veterano optase por colgar las botas. Y de paso, pensando en facilitar una transición que, a corto plazo y atendiendo a su edad, incluiría asimismo el adiós de Lekue. Pero, al igual que en años anteriores, De Marcos se convenció de que podía seguir corriendo junto a la cal y volvió a renovar contrato. Ello precipitó que Hugo Rincón, quien asomaba como opción de futuro y fue incluido con cierta asiduidad en convocatorias, aunque no se estrenase en partido oficial, recalara en el Mirandés en calidad de cedido.

Coincidiendo con el calendario más denso en mucho tiempo, Valverde ha ganado en tranquilidad gracias al denominador común de la experiencia que ofrece este trío. En el arranque del curso ya se ha asistido a un ejemplo práctico de lo que puede ser la tónica hasta el mes de mayo. Un reparto constante de minutos que hasta la fecha sitúa en primer lugar a De Marcos. Lekue y Gorosabel han participado algo menos y, además, en varias ocasiones Lekue ha ocupado la banda izquierda. Esto último no constituye una novedad. Pese al debut de Adama Boiro como recambio de Yuri Berchiche, el bilbaino está acostumbrado a cambiar de lado siempre en función de las necesidades del grupo. Sin ir más lejos, durante la pasada campaña Lekue ejerció de titular en la derecha en doce encuentros y en otros catorce se ubicó de inicio en la izquierda. Completó su aportación jugando de central en el derbi con Osasuna y lo hizo muy bien.

Sobre De Marcos cabría apuntar que, por una mera cuestión de lógica, su protagonismo debe ir remitiendo al hallarse en la antesala de la retirada. De hecho, esta tendencia se observa en sus últimas estadísticas: en la 2022-23, sin duda su mejor año desde que ingresara en la treintena, encabezó la lista de minutos de competición del plantel con 3.338 y en la 2023-24 fue el sexto con 2.680. Anteriormente, tuvo un recorrido con más altibajos, mediatizado por diversos problemas físicos.

No extrañaría que en adelante la dosificación de De Marcos le permitiese participar con mayor asiduidad en las citas que acoge San Mamés. Una medida enfocada a aprovechar su vocación ofensiva, esa facilidad innata que le impulsa a doblar al extremo y poner centros. Así, se vería liberado de las tareas defensivas que normalmente resultan más exigentes fuera de casa. De confirmarse este criterio, Gorosabel se vería abocado a ser una elección preferente en los desplazamientos. O Lekue, si bien en su caso está comprobado que al margen del rendimiento que ofrezca, su rol está orientado a tapar los huecos que van dejando aquellos que gozan de la vitola de fijos. Al respecto, ahí quedan los servicios que ha ido prestando a lo largo de estos años coincidiendo con las ausencias de Yuri y del propio De Marcos.

El presente y el futuro del lateral derecho en la pizarra rojiblanca no auguran situaciones complicadas, el técnico maneja resortes suficientes para asegurar la solidez del puesto en cuestión. Una aspiración que se antoja menos viable en otros lugares del campo.