ERNESTO Valverde es eso para el Athletic, un auténtico seguro de vida. El técnico rojiblanco conoce el club como nadie. Sabe de fútbol un montón y, por supuesto, le da a los jugadores una confianza que se traslada al campo. Cuando las nubes se acercan él es capaz de despejarlas y lo que es mejor, lo hace con tal normalidad que nadie se da cuenta. Es un tío listo, de los más listos que yo me he encontrado en el deporte del balón y no es casualidad todo lo bueno que le ha pasado en su carrera.
La complejidad de la empresa solo la conocen quienes han habitado en el banquillo de San Mamés y, siendo cierto que todos te hablan de las facilidades que te concede un vestuario volcado con el trabajo y la predisposición, la falta de recambios y el escaso margen de maniobra obliga a que los entrenadores tengan que amoldarse a circunstancias imposibles de vivir hoy en día en el fútbol profesional. Ves los cambios de fichas de los clubes en los mercados veraniegos e invernales y nada tienen que ver con lo propio.
Valverde arma su discurso en la facilidad de transmitir un fútbol directo, de entrega y con la meta rival como objetivo. Cierto es que a veces se echa de menos ser más contundentes grupalmente en defensa, de momento esta temporada, esa faceta funciona a la perfección. Llegar al área rival desde las bandas es el fútbol que pregona un técnico que entiende que cuanto más se merodee el área rival, más posibilidades de marcar tienes. Es verdad, y sin ir más lejos, el pasado se logró con creces el objetivo. La temporada pasada y algunas más anteriormente la falta de acierto condenó al equipo a no lograr entrar en Europa.
Ernesto confía en su guardia pretoriana. Si ellos están bien, ellos juegan. Maneja las jerarquías con maestría y encima estos con su rendimiento le dan la razón. Se le achaca a veces su recelo a optar por la juventud con una mayor determinación, pero no voy a ser yo quien le cuestione este asunto cuando es él quien entrena con ellos todos los días. La novedad gusta, pero a estos niveles hay que andarse con cuidado con los saltos para arriba. Las carreras de los futbolistas, dependiendo de detalles, pueden ser brillantes o no. Confianza plena en lo que decida el míster.
El plan de esta campaña era buscar la estabilización en el arranque y, por supuesto, lograr mejores resultados ante equipos ante los cuales el pasado curso no se lograron. Este inicio de campeonato era más complejo que el pasado, pero no se ha notado para nada. El grupo ha asimilado perfectamente lo que ha solicitado su entrenador y en cinco partidos podemos decir que las dudas de inicio se han transformado en ilusiones de cara al futuro. Es verdad que no debemos lanzar las campanas al aire, pero soy muchísimo más optimista que hace mes y medio.
Si algo tiene el de Viandar de la Vera es la normalidad que le da a todo y, sobre todo, las lecturas reales que hace de las diferentes situaciones. Desde el principio dijo confiar en la plantilla y esto es lo que les ha dicho en la caseta. El mensaje ha calado como algún jugador nos ha trasladado tras algún partido. Nosotros podemos desde fuera analizar partidos o momentos, pero quien verdaderamente conoce el verdadero potencial de la plantilla es él. Si Valverde cree, yo también.