VALVERDE y Mendilibar se vuelven a encontrar. San Mamés como anfitrión, dos banquillos separados por el túnel de vestuarios y una amistad que perdura en el tiempo. Compañeros en el River, Aspiazu también estaba allí, han tenido carreras distintas. Ernesto ha podido entrenar en equipos de mayor potencial, José Luis en equipos más modestos. Ahora está ante la oportunidad de su vida. El técnico vizcaino ha colocado en semifinales de Europa League al Sevilla y ha revitalizado a un grupo de jugadores que estaba hundido moral y futbolísticamente.

El de Zaldibar, que no ha ganado en La Catedral como técnico, aspira a continuar con la racha que le encumbra como uno de los mejores equipos de las últimas cinco jornadas, solo superado por el Athletic. Si hay algo que caracteriza a ambos técnicos es el sentido común. Puede resultar sorprendente pero en el fútbol de hoy en día esto es rara avis. Ser un marciano se lleva y cuanto más complicado lo hagas y trasmitas, más te valoran las nuevas generaciones de analistas dos punto cero. Felizmente para nosotros, en el equipo rojiblanco tenemos a Valverde y eso es un alivio. En tierras hispalenses alucinan con su nuevo entrenador. Lo buscaron como opción de cara a la salvación y ahora están descubriendo a un gran técnico que tiene enamorada a la parroquia de Nervión. Con un discurso claro y ubicando a cada uno en su sitio natural, no pierde desde su llegada. La del jueves se intuye una batalla épica, por lo que hay en juego y las características de los contendientes. Ritmo vertiginoso, idas y vueltas constantes y calidad en dosis importantes para un enfrentamiento con dos equipos que van de cara y buscan la meta rival sin miramientos. Si todo transcurre como se prevé, va a ser una gozada estar en San Mamés, pese a la hora del partido.

La confianza que trasmiten ahora mismo los jugadores rojiblancos invita a ser optimistas. No es un tema de unos pocos, es algo global. La manta llega para tapar cabeza y pies y esta es la mejor noticia posible. Valverde ha conseguido dar equilibrio al equipo. Atrás el Athletic es tremendamente sólido y arriba hay claridad de ideas. Si continúa la regularidad de las últimas jornadas, Europa se va a convertir en una realidad. No tocar mucho y dosificar a la plantilla serán algunas de las claves para lograr el objetivo.