Dicen que en política se llega por lo que sabes, además de a quién conoces, pero resulta que ahora tampoco hace falta saber, ni haber estudiado, ni tener título alguno. Basta con decir que lo tienes. Y si cuela, cuela. El último episodio de este teatrillo institucional nos lo ha regalado Noelia Núñez, ya exdiputada del Partido Popular en el Congreso y exmiembro del Comité de Dirección del PP. En su currículum decía que tenía un doble grado en Derecho y Ciencias Jurídicas de las Administraciones Pública. En realidad, lo que tenía era... buena imaginación. Y un dominio notable del arte de aparentar. Pero ojo, que esto no es nuevo. La mentira académica ha dejado de ser un escándalo para convertirse en un trámite. Los políticos han convertido el currículum en un PowerPoint de fantasía: títulos que no existen, másters que nadie cursó, universidades que no sabían que tenían alumnos tan ilustres. Lo más triste es que ya ni nos sorprende. Ahí están los casos de Juanma Moreno, Cristina Cifuentes o Carmen Montón, por citar solo algunos botones de muestra. Noelia Núñez no es un caso aislado sino el reflejo de un mal estructural. Uno, donde la ética se subcontrata y la verdad es opcional. Mentir sobre un título no es solo un detalle del currículum sino una falta de respeto. Es un fraude a la ciudadanía. Pero claro, pedir eso… Por cierto, ¿qué título se necesita para exigir decencia?