Dice el refrán que la esperanza es lo último que se pierde. Y sino que se lo digan al vecino de Hondarribia que ha recuperado el reloj valorado en 30.000 euros que le robaron hace dos años.
Yo también posaría feliz como una perdiz con los ertzainas que localizaron en Finlandia su valiosa pieza si me llamasen para devolverme el móvil que me levantaron las pasadas fiestas de Bilbao. Todavía no he superado el disgusto, no solo por el móvil en sí, si no por que me lo sacaron del bolso con doble cremallera sin enterarme. ¡A mí que me paso todo el día repitiendo a mi ama que cierre el bolso y que guarde bien el móvil!
Móvil en Marruecos
Durante cuatro meses seguí con el buscador la pista de la terminal que acabó en un mercado de Tánger, haciendo parada previamente en la localidad de Mataró.
Llegué a hablar hasta con la Policía Local del municipio catalán por si mi pista valía para algo. No sirvió para mucho. Eso sí, me dieron las gracias por la información. Solo me faltó pillar un vuelo y, camuflada, lanzarme a Marruecos en busca de mi Iphone 12 de color rojo. Nunca sabré si lo hubiese recuperado. Dejó de mandarme señales hace ya tiempo.
Lo que sí sé es dónde engancharé mi móvil nuevo en la próxima Aste Nagusia para percatarme cuando el ladrón me meta mano y no sentirme como una tonta. ¡Que se prepare!