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MESA DE REDACCIÓN

Sandra Atutxa

Coordinadora Multiplataforma

Espectáculo camuflado

Resulta paradójico que mientras en Eurovisión la canción de Israel obtenía los votos de la mayoría de los países participantes –incluida España– el ejército israelí bombardeaba Gaza y mataba a un centenar de personas. Vergonzoso. Un país genocida debería ser aislado del certamen al igual que se hizo hace unos años con Rusia. Pero con Israel es diferente. Este año ha vuelto ha quedar claro el peso que Israel tiene sobre Europa, hasta el punto de alterar la puntuación final y alzar a su candidata hebrea, Yuval Raphale, superviviente de los ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023, hasta el segundo lugar con 357 puntos, lejos de los 436 del ganador austriaco. Eurovisión nació en 1956 como un proyecto de unión y reconciliación cultural en una Europa todavía marcada por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial, pero en los últimos años ha perdido la esencia con la que se concibió y se ha convertido en un auténtico “show” casi siempre rodeado de polémica. Un espectáculo político camuflado en actuaciones musicales. A nivel musical este año ha habido de todo, pero Melody para nada merecía quedarse la tercera por la cola. Ni su espectacular puesta en escena, ni su súper voltereta de infarto al final de la actuación sirvieron para rascar más puntos. Israel volvió a movilizar apoyos y dinamitó también la ilusión puesta en ‘Esa Diva’.