El comercio en las calles de las ciudades y pueblos es vida. Nadie lo niega. Es más, por ello todas las instituciones locales ponen el acento en las ayudas continuadas para que locales pequeños, de barrio, esos de toda la vida, prosigan con sus puertas abiertas. Y eso que la competencia de otro tipo de ventas sigue perenne y también acaparando espacios con los que es muy duro rivalizar. Me refiero a los grandes centros comerciales que lejos de perder punch con el paso de los años, se renuevan y ofrecen estímulos de nuevo cuño para seguir atrayendo clientela. Ejemplo de ello son los dos polos de atracción comercial de Barakaldo, Max Center y Megapark, que casi tienen todos los locales con actividad. ¡Y son unas cuantas decenas de todo tipo y condición! Algo que no ocurre en las urbes donde las lonjas con los carteles de ‘Se vende’ o ‘Se alquila’ siguen copando calles y plazas. Buena culpa de ello es de las plataformas de venta en internet. Otro tipo de compra que ha llegado para quedarse, sobre todo entre las nuevas generaciones, y contra la que el comercio tradicional debe luchar con sus armas de siempre. A saber. Proximidad, atención exquisita, calidad en los productos y un local agradable. Eso avala que los comercios cercanos van a continuar. Cuando llegaron los centros comerciales hace más de 40 años también se dijo que acabarían con ellos. No han podido. Igual que no lo conseguirán Amazon, Alibaba, Temu o Shein.