Declaración de emergencia, suspensión de las clases escolares, actividades extraescolares y deportivas y al aire libre. Cierre de todos los accesos a los cauces y barrancos ante posibles crecidas de los mismos y suspensión de la mascletá de las fallas. Limitar la movilidad en la medida de lo posible y lo que no fuera imprescindible, sobre todo, en las zonas afectadas por la dana, por su especial vulnerabilidad en estos momentos. Estas son algunas de las medidas tomadas por la Comunitat Valenciana que dirige, es un formalismo, Carlos Mazón. Incluso Emergencias de la Generalitat convocó a una reunión con una alerta naranja activa, a diferencia de lo ocurrido el 29 de octubre pasado, que no se convocó hasta las 17 horas cuando el aviso rojo estaba desde las 7.36 horas. Esta vez, la alerta a los móviles se mandó a primera hora de la tarde del lunes y hasta el propio president estaba en su puesto de mando. Vamos exactamente igual que lo que hicieron el 29 de octubre. El conseller de Emergencias e Interior, Juan Carlos Valderrama, justifica este repentino cambio de respuesta en que “esta vez podemos decir que los sistemas de coordinación han funcionado como deben”. La sutil diferencia, señor Valderrama, es que su president estaba desaparecido en El Ventorro disfrutando de una buena comilona y ni se enteró de lo que estaba pasando ahí fuera. Por eso, pasó lo que pasó.
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