Amárrense los machos... bueno igual no es el término oportuno. Pero en Euskadi, los hombres más jóvenes son los más reaccionarios y más escorados hacia la masculinidad clásica. Que los chicos de la generación Z sean más carcas, menos feministas y estén alineados con estereotipos conservadores, es un fenómeno casi mundial. Examinen si no el nicho de votantes de Trump o Milei. Según el CIS, el 71% de los votantes del partido de Alvise en las pasadas elecciones europeas fueron varones, al igual que el 66% de los de Vox. Machitos de Forocoches que consideran la agenda 2030 el diablo con cuernos, y creen que el feminismo ha llegado demasiado lejos. Además, son seguidores de gente que se ha ido a Andorra para pagar menos impuestos, dicen que los pensionistas roban al Estado y admiran al currante de Abascal. En lógica rebeldía con su edad (digo yo, por poner una disculpa), abrazan las ideas que ven en Tik Tok, hartos de tanta discriminación (léase con ironía). Imagino, y busco otra excusa, que padres y profesores les han metido una turra progre tremenda. Por eso en el 8-M me fijo en que, mientras muchos se meten en las cavernas, otras se echan a las calles porque son más tolerantes, más empáticas con las injusticias y más comprensivas con la igualdad y la diversidad. En definitiva, más solidarias. Mujeres con coraje de toda la vida. Solo que ahora lo llaman ideología woke.

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