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Mesa de Redacción

Alberto G. Alonso

Foráneos bienvenidos

El los últimos años las estadísticas del turismo que llega a Bilbao y el territorio del que es capital van certificando que los objetivos planteados la pasada década se están alcanzando. Las autoridades locales y forales querían unos visitantes foráneos, de alto standing, con la cultura por bandera y que trajeran la cartera forrada. Franceses, británicos y yanquis están protagonizando este perfil a los que el sector le canta a coro la canción Bienvenidos de Miguel Ríos. Otra pretensión conseguida es que las estancias no se quede en solo una pernoctación, que la gran oferta hotelera se cubra con demanda abundante, a pesar de unos precios que muchos consideran exhorbitados. La gran asignatura pendiente, la de no centralizar todo el turismo en la época estival, también se ha aprobado. Con el pilar esencial de un panel de vuelos domésticos e internacionales que durante todo el año conectan el aeropuerto de Bilbao con Europa, otoños y primaveras, también son épocas en los que se observa por la ciudad muchos visitantes con el mapa de la villa en la mano. Como consecuencia de todas estas corrientes, el turismo se asienta cada vez más en Bizkaia y sin la oposición de la población autóctona como ocurre en diversos lugares de la península e islas. El carácter diferencial del visitante, que no busca sol y playa, es la clave de este acogimiento. Porque además el turismo se ha convertido en una industria potente de la que comen muchas bocas. Eso también genera mucha aceptación.