Juré no pedir nada para 2025. Pero tengo un deseo; acabar con los algoritmos. No me gusta que un sistema informático elija por mí. Ni tampoco que para satisfacerle debamos enterrar el oficio periodístico. Atrás quedó lo de poner lo más importante en el titular. En lugar de las famosas cinco W, ¿Quién?, ¿Qué?, ¿Cuándo?, ¿Dónde? y ¿Por qué?, se lleva aquello de; No se va a creer el día que juega el Athletic. Ahora se trata de incluir preguntas, o de aprovechar la curiosidad del lector y su deseo de gratificación instantánea. Descubra lo que nadie quiere que sepa. En nuestro afán por captar la atención hay que utilizar términos resultones y titular de forma equívoca y chillona. ¿A qué no sabe el día del año que más relaciones sexuales se mantienen? Hay que retocar los contenidos para amoldarse a las preferencias de Google. Nada inocentes, por supuesto. Se encuentran un loro en Campo Volantín, y esto fue lo que ocurrió. Se impone escribir a gusto de un robot, y se exagera cualquier suceso relacionado con famosos o deportistas; ¡No te vas a creer lo que hace Iñaki Williams! Se lleva dar eco a hechos perturbadores; Una rata sale por un wáter en Getxo y se pone a tocar el piano. Proliferan los listados; Diez cosas que puedes comer sin engordar. Y mola lo de añadir beneficios o perjuicios para la salud. Así que es un sindios. Todo por el puñetero clickbait, que no deja de ser un cibercebo como una casa.
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