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Ola de gordofobia

En mi memoria todavía resuenan los crueles y despectivos comentarios que se produjeron cuando murió la actriz Itziar Castro hace ahora un año. Desde sus inicios, se enfrentó a la discriminación por el peso, pero nunca permitió que la gordofobia silenciara su talento o su espíritu. Se convirtió en una defensora de aquellos que, como ella, eran juzgados por su apariencia física. “Soy una gorda feliz”, comentó en varias ocasiones. La muerte de la actriz barcelonesa incendió las redes sociales. Minutos después de saberse la triste noticia, muchos de los usuarios criticaron el estado físico en el que se encontraba la intérprete. Esta misma semana se ha vuelto a desatar una nueva ola de gordofobia al conocerse que Lala Chus, la colaboradora del programa La Revuelta, dará las campanadas junto con David Broncano en TVE. Ella se lo ha tomado con humor pero el tema resulta muy serio. Las personas gordas viven en un escrutinio continuo en el que se juzga su salud, sus hábitos, y su personalidad, solo por lo que ocupa su cuerpo. La gordura se presenta como algo que está bajo el control del individuo, a pesar de que la ciencia ha demostrado que numerosos factores, como la genética y el entorno, desempeñan un papel importante, y que las dietas no consiguen mantener el peso a largo plazo. Erradicar la gordofobia llevará tiempo pero, quizás, podríamos empezar por visibilizar la diversidad corporal y dejar de utilizar la palabra gordo/a como insulto.