Elon Musk, otro artista de mierda en palabras de Donald Trump, y convertido después en un ser increíble tras patrocinar y poner al servicio del presidente electo de Estados Unidos, que viene a ser como del mundo, su ingente fortuna, ya ha avanzado cómo se gobernará en Marte. A las puertas de un nuevo lanzamiento de Starship, Musk ha compartido detalles sobre su plan para establecer una ciudad autosuficiente en el planeta rojo gracias a los cohetes de SpaceX. Esa colonia marciana tendrá leyes que se caducarán automáticamente y cualquier norma será eliminada si el 40% de la población así lo decide, un umbral menor al de la mayoría absoluta tradicional. Nada de extrañar viniendo de semejante personaje, aunque ahora sea consultado sobre la composición de un gobierno, esté en las conversaciones con otros líderes mundiales y sea agradecido de otras mil maneras por el apoyo que ha prestado a la campaña de Trump. No les voy a engañar, el sistema político que quiera implantar en el planeta rojo me importa lo mismo que, como dijo el extrenador del Athletic Jupp Heynckes, un accidente de bicicleta en Pekín. Lo malo es que, pensándolo bien, esa democracia marciana es la misma que cada vez se está instalado más en el planeta terrícola, gracias precisamente a esos personajes que cada día estoy más convencido de que vienen precisamente de Marte. Que Dios nos pille confesados con iluminados como el señor de X.